La estadística se desprende de un informe de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD). Los hombres tienen mayores problemas a la hora de pedir ayuda por el estigma que relaciona al varón con el "sexo fuerte".
Si bien es un fenómeno menor al que padecen las mujeres, los hombres también son víctimas de violencia de género, alcanzando, según datos difundidos por la Oficina de Violencia Doméstica, un 9 por ciento de las denuncias que se registran en esa entidad porteña. Este tipo de agresiones ocurre en menor proporción que las que afectan al sexo femenino, aunque el flagelo suele mantenerse más oculto, debido a que el género masculino tiene mayores problemas a la hora de pedir ayuda por el estigma que relaciona al varón con el "sexo fuerte".

Las principales causas para el ocultamiento son la falta de apoyos jurídicos; miedo al ridículo; falta de recursos; problemas de credibilidad; falta de apoyo familiar; y creencia en el merecimiento de la violencia.

Se pueden encontrar variedad de casos entre ese pequeño porcentaje de hombres maltratados. Los más graves suelen ser los adultos mayores agredidos por sus propias hijas, en un problema que excede a la realidad nacional.

Debido a que en nuestro país no existen programas puntuales o instituciones exclusivas para la atención de los hombres víctimas de violencia familiar, el único indicador hasta el momento se basa en registros estadísticos realizados en febrero de este año por la Oficina de Violencia Doméstica (OVD).

Tal como presentó en su informe la organización FUNDAMIND, el 9 por ciento de las denuncias derivadas de comisarías, hospitales y ONG's de la Ciudad de Buenos Aires, provienen de hombres.

La problemática se relaciona, en líneas generales, con la cuestión de la violencia doméstica, que engloba casos de agresiones en el seno de la familia.

Las estimaciones a nivel nacional suponen que hay algo más de un 90 por ciento de agresiones a mujeres, mientras que los hombres son afectados en menos de un 3 por ciento de los casos. El resto son episodios de violencia cruzada.

Al igual que ocurre con las mujeres, los varones agredidos sufren problemas de autoestima que les impiden salir de la serie de eventos violentos por parte de sus parejas.

Sin embargo, en estos casos puede llegar a ser más difícil sobreponerse a la situación, debido a la acepción cultural del patriarcado, que propone la dominación masculina y un supuesto mayor poderío físico.

En general, los especialistas hacen hincapié en la incapacidad que tiene el hombre para denunciar el maltrato por vergüenza cultural o, en ciertas ocasiones, por desconocimiento verdadero de estar padeciendo este tipo de violencia, situación que se potencia con la falta de datos.

La sociedad ha puesto en agenda pública la prevención y el tratamiento de las mujeres víctimas de violencia de género, que hoy en día ocupan ciertamente un lugar crítico, pero apenas existen tratamientos e información para atender los casos de hombres maltratados.

Según expresó Marisa Mujica, coordinadora del Área Comunitaria de FUNDAMIND, el sexo masculino es también víctima de violencia psíquica y hasta económica, ejercida por las mujeres a través de sus hijos.

"Cuando hacer la prueba de ADN no era de uso corriente algunos hombres tuvieron que soportar engaños y en esas situaciones la mujer ejerció una violencia que compartieron el padre y los hijos. Lo mismo ocurre cuando utilizan a los chicos para obtener lo que desean económicamente", precisó Mujica.

Al buscar una explicación a esta actitud, la especialista consideró que "tal vez esta actitud fue generándose como respuesta a la violencia doméstica a la que fue sometida y a la violencia de explotación que por siglos ejerció el hombre, comprándola y vendiendo como objeto sexual".

En tanto, Mujica precisó que "en las parejas del mismo sexo el dominio que ejercen hombres con hombres y mujeres con mujeres es similar al de las parejas heterosexuales" y advirtió: "En algunos casos, las personas son violentas porque vienen condicionadas por el desarrollo alcanzado en su constitución genética o porque han padecido violencia".



Más de 2.000 varones denunciaron maltrato

Entre los casos a nivel internacional donde se visibilizó el fenómeno de la violencia de género contra los hombres figura el de Perú, donde hubo más de 2.000 varones mayores de 18 que denunciaron maltrato por parte de mujeres en los Centros de Emergencia del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES).

Por su parte, desde los años 90', la legislación de Chile sobre violencia intrafamiliar incluye un artículo en la ley 19.325 que caracteriza la violencia doméstica hacia el varón, aunque un estudio constata una baja cifra de denuncias de varones en comparación con las mujeres, pero destaca como la principal agresión a la violencia psicológica, traducida en descalificaciones, insultos, y en menor medida, en violencia física.

¿Realidad silenciosa?

En España, la neuropsicóloga Nuria Mestre Roldán relata en su artículo "¿Realidad silenciosa?" el caso de Manuel, un paciente que llevaba casado ocho años y en una discusión con su mujer por el trato que daba a sus padres fue golpeado y lastimado en varias partes del cuerpo mientras se contenía para no devolver agresiones.

Víctor Martinez Patón, un abogado que se especializa en maltrato hacia hombres, explicó que en ese país, ante las denuncias de mujeres en la comisaría, la detención de los hombres se realiza de manera inmediata aunque no haya pruebas suficientes, muchas veces dando lugar a abusos y datos falsos que perjudican la vida de muchos varones que son inocentes.

Otro de los pioneros es el Reino Unido, donde ManKind Initiative (Iniciativa Humanitaria) brinda servicios de apoyo y atención a los hombres víctimas de malos tratos y advierte datos sobre la violencia intra-género.

En conflictos bélicos

Asimismo, los aportes de la investigadora Lara Stemple, de la Universidad UC Hastings de San Francisco, agregan el maltrato en situaciones de conflictos bélicos, dónde la violencia sexual contra hombres es un problema muy común, especialmente en África Oriental.

Las áreas de conflicto, mientras el desconcierto social y la reconfiguración de poderes están en juego, habilitan formas particulares de violencia sexual masculina que tienen que ver con la violación tradicional, la castración y la transmisión del SIDA.

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