L as zonas con menor contaminación sonora de la ciudad de Buenos Aires están en los barrios de La Boca, Barracas, Devoto, Villa Urquiza y Saavedra, según el Mapa Interactivo que el Gobierno porteño presentó ayer con motivo del Día Internacional de Concientización sobre el Ruido.
La avenida Don Pedro de Mendoza, entre Garibaldi y General Daniel Cerri, y la calle Irala entre Aristóbulo del Valle y la avenida Martín Garcia. en La Boca, registran menos de 65 decibeles, muy por debajo de los más de 80 que se contabilizaron en otras zonas de la ciudad.
Lo mismo ocurre en algunas calles de Devoto (Desaguadero, Nueva York, Benito Juarez y Navarro), Barracas (cuadras aledañas a la intersección de Isabel la Católica entre Olavarría y Quinquela Martín), Saavedra (las manzanas comprendidas entre Achega, Quesada, Altolaguirre y Manuela Pedraza) y Villa Urquiza (las calles linderas a la Plaza Doctor Vicente S. Lima).
En cambio, entre las zonas con mayor contaminación sonora se encuentran casi todas las avenidas (Juan B. Justo, Belgrano, Paseo Colón, Entre Ríos, Rivadavia, Callao, Independencia, Francisco Beiró, Corrientes, de los Incas) con picos de más de 80 decibeles en la avenida Triunvirato entre Mariano Acha y Tronador, en Villa Ortúzar.
“La contaminación sonora se genera por distintos sonidos: en las zonas viales o las autopistas, o avenidas, hay un eje de ruido y ese eje se trabaja reordenando el tránsito, con tecnología o ingeniería”, explicó Juan Simonelli, director de Evaluación Ambiental de la Agencia de Protección Ambiental.
Simonelli destacó que “si bien el máximo permitido por la ley 1540 de Control de la Contaminación Acústica es de 85 decibeles (dB), la gente expuesta a ruidos tiene molestias físicas de todo tipo además de la eventual pérdida auditiva que puede generarse por tiempos de exposición prolongados a magnitudes sonoras altas”.
El Mapa de Ruido se realizó mediante un método de simulación con un software específico validado con mediciones sonoras de largo plazo.
Para desarrollarlo, la ciudad dispuso de estaciones de monitoreo para medir simultáneamente distintos puntos geográficos y cada color representa las emisiones sonoras producidas por las fuentes móviles, es decir, automotores y ferrocarriles.
“En el día internacional del ruido estamos concientizando a los vecinos sobre su efecto. El mapa de ruido nos permite tener un diagnóstico de toda la Ciudad y realizar medidas de mitigación que ya estamos implementando”, dijo Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.
En ese sentido, detalló que se aplicaron paneles con material fonoabsorbente en las paredes interiores de los viaductos Carranza/Libertador (redujeron hasta 3,9 dB durante el día y 4,6 dB durante la noche), se repavimentó la zona de empedrado de la avenida Juan B. Alberdi (7 dB menos de día y 4 dB de noche) y la de avenida Triunvirato (los resultados se encuentran en análisis).
También se repavimentó con asfalto fonoabsorbente la avenida Vélez Sarsfield, lo que permitió una reducción de ruido de 2,1 dB tanto de día como de noche.
Medidas generales
Conjuntamente con otras áreas gubernamentales se aplicaron medidas generales, como la restricción del tránsito vehicular en el centro porteño y la zona de Tribunales, la peatonalización del Microcentro y la apertura de Metrobuses en avenidas principales para quitar al transporte público de las calles aledañas.
En Buenos Aires “la principal causa de ruido es el tránsito automotor, las motos, y la gente tiene percepción del ruido en función de sirenas, bocinas y, por eso, además del trabajo estructural y de reordenamiento de tránsito, es fundamental ahondar en la concientización: por ejemplo, no tocar bocina o no ‘bajar’ los autos para que hagan más ruido”, advirtió Simonelli.
El Día Internacional de Concientización sobre el Ruido fue instituido en 1996 por el Center of Hearing and Communication (CHC) que busca alertar sobre los efectos adversos para el bienestar y la salud de las personas de este contaminante ambiental, y se conmemora cada último miércoles de abril.
Consecuencias de la exposición al ruido
Pérdida de audición, falta de equilibrio, predisposición a la diabetes, aumento del colesterol e insomnio son algunas de las consecuencias de la exposición crónica al ruido, alertaron ayer especialistas, que precisaron que a partir de los 60 decibeles los sonidos empiezan a ser perjudiciales.
“Si bien depende de la intensidad del sonido, cuando una persona se ve expuesta a un ruido alto por un período largo de tiempo puede sufrir complicaciones como la pérdida de capacidad auditiva’, apuntó la fonoaudióloga Mónica Matti con motivo del Día Internacional de Concientización sobre el Ruido, que se conmemoró ayer.
La especialista agregó que también puede generar “estrés, nerviosismo, trastornos del aparato digestivo, el sueño y el aprendizaje, enfermedades cardiovasculares, disminución del rendimiento laboral y cambios en el comportamiento social”.
Matti es también responsable del centro auditivo Gaes, que realizó recientemente un estudio que mostró que seis de cada diez argentinos consideran que la ciudad donde viven es “muy” o “bastante ruidosa”.
La cifra aumentó “considerablemente” en las ciudades de Buenos Aires y Córdoba, donde el 95% de los habitantes afirmó que convive con “altos niveles de ruido”.
“Aquellas personas que trabajan en las grandes ciudades se ven más expuestas al ruido y son más propensas a padecer alguna de esas complicaciones. Además, uno de cada tres argentinos considera que su entorno laboral es ruidoso”, comentó la fonoaudióloga.
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