Empujadas por la agresiva expansión de las plataformas extranjeras, firmas locales como Macowens, Equus y Zara lanzaron rebajas masivas y cuotas sin interés para retener al consumidor argentino. El sector enfrenta un récord de importaciones.
En plena temporada de liquidaciones y con un mercado cada vez más saturado por productos importados, las marcas de indumentaria radicadas en Argentina salieron a dar batalla. Con descuentos que llegan hasta el 70% y pagos en seis cuotas sin interés, buscan retener a un consumidor asediado por ofertas que llegan desde China y otras partes del mundo a través de plataformas como Shein, Temu, Amazon o TiendaMía.
La ofensiva se explica por una doble necesidad: liberar stock por el cambio de temporada, pero también responder a la creciente presión de la competencia extranjera que, gracias a la desregulación del comercio electrónico, ofrece productos a precios difíciles de igualar. Frente a esa realidad, marcas como Macowens, Zara y Equus decidieron no quedarse atrás.
En su tienda online, Macowens promociona chalecos, sweaters y camisas viyela a $29.900, camperas a $45.900 y remeras a $19.900. Equus, que hace pocos días había lanzado rebajas del 40%, profundizó su estrategia y ahora ofrece camperas modelo Lyon Marino a $106.244 e infladas modelo Siena para hombres a $77.241.
Zara, por su parte, apostó a una estrategia de posicionamiento más institucional, con descuentos en el marco de su 50° aniversario, que incluyó desfiles con modelos internacionales. En su tienda digital, ofrece productos como la sudadera Bright Ros con 26% de rebaja a $49.999, sudaderas al 49% por $29.999 y camisetas con 30% de descuento a $15.999.
Mientras tanto, las prendas básicas -jeans, camisetas, vestidos casuales- siguen siendo las más buscadas por el público local, que prioriza precio, durabilidad y versatilidad.
El fenómeno no es nuevo, pero se intensificó en 2024. Según la Fundación ProTejer, las importaciones de indumentaria crecieron un 86% en volumen interanual durante el primer trimestre del año, y las de textiles para el hogar un 109%, alcanzando récords históricos. La situación genera preocupación en el sector textil y de confección local, que pierde terreno frente a productos extranjeros más baratos, aun cuando muchas veces los plazos de entrega son más largos y los cambios, más complicados.
En este contexto, la moda nacional enfrenta un desafío estratégico: cómo seguir siendo competitiva sin sacrificar calidad ni identidad. Y al mismo tiempo, cómo adaptarse a un consumidor que, por necesidad o hábito digital, se acostumbró a mirar más allá de las fronteras.
Pese al difícil panorama, Argentina cuenta con una amplia oferta de marcas que abarcan desde lo casual y urbano hasta el diseño de autor y la moda inclusiva. Entre las más reconocidas por el público femenino figuran Kosiuko, Awada, Ayres, Rapsodia, Rimmel, Ver, Sweet, Peuque, Markova y Yagmour.
En el terreno de la moda de autor, destacan nombres como Kostüme, Pólvora y Adrián Brown. En paralelo, emergen marcas plus-size e inclusivas como Noctámbula o Limay Denim, mientras que firmas como La Martina conservan prestigio internacional con productos vinculados al polo.
Sin embargo, la contracara del crecimiento importador son las marcas que desaparecieron o redujeron su presencia en el país. Firmas como Vitamina y Uma cerraron locales físicos; otras, como Calvin Klein, Louis Vuitton, Yves Saint Laurent o Ralph Lauren, abandonaron el mercado argentino en forma directa. También las marcas deportivas y urbanas Billabong, Quiksilver y Volcom dejaron de operar debido a la crisis de su empresa matriz, Liberated Brand.
Lejos de ser una simple temporada de rebajas, lo que se vive en el sector textil e indumentaria es una guerra de supervivencia. Las marcas nacionales no sólo compiten entre sí, sino con gigantes globales que ya dominan el comercio electrónico en buena parte del mundo.
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