El horario de trabajo les impide a muchos padres compartir las horas suficientes con sus hijos; en muchas familias, apenas coinciden con ellos un par de horas al día, en otras, ni siquiera eso. Se van cuando se levantan y llegan cuando ya están dormidos. El poco tiempo que pasan con sus hijos es una de las mayores preocupaciones de los padres en la actualidad y que bien puede ser un tema de análisis al celebrarse el Día del Niño.
La soledad de los hijos deriva en problemas como obesidad, depresión, adicciones o futuros padres que se sienten incapaces de cumplir con esa función. En general los padres no toman verdadera conciencia de la gravedad de la situación, es un error grave no compartir con el hijo ni un minuto durante todo el día, muchos padres creen que con tenerlos bien alimentados es suficiente.
Por otra parte, muchos padres se encuentran en la encrucijada de dejar a sus hijos al cuidado de otros, simplemente porque no les queda otra alternativa, ya que este sistema económico exige cierta cantidad de horas laborales no coincidentes con la protección de los derechos de nuestra familias.
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Uno de los aspectos fundamentales a la hora de planificar una política eficiente realmente dirigidas a la conciliación familiar y enfocadas a las necesidades del niño no radican en aumentar las horas o vacantes en los jardines maternales sino, entre otras cosas, en flexibilizar los horarios laborales de los trabajadores con hijos. Parece perderse el foco de que primero se es padre y madre y después trabajador.
Según un informe realizado recientemente, la mitad de los padres comparte menos de cinco horas diarias con los hijos y las madres de 9 a 16 horas; por no pasar el tiempo que quisieran junto a sus hijos, más de la mitad de las madres y padres se siente culpable cuando los castigan. Además del tiempo que los padres dedican al trabajo, al día le quedan muchas horas. Todo depende de la organización de las tareas en el hogar. Conciliar trabajo e hijos no es fácil, pero cuando uno está en casa y tiene hijos, deben ser ellos su prioridad.
En lo que se refiere a la educación de los niños, el informe revela que tanto las madres como los padres coinciden en que durante el primer año de vida del bebé hay que mantener una actitud flexible en aspectos como darle de comer cuando lo pide, tomarlo en brazos, darle el chupete para que no llore y dejarlo dormir durante el día.
Por otro lado, consideran que durante los tres primeros años hay que ser más estricto sobre todo en la obediencia, la disciplina, en recoger y ordenar los juguetes, en sociable, colaborador y autónomo al año y a quitarle los pañales antes de los dos años de edad.
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