En tiempos donde la economía de los clubes no es la deseada -hablando en general-, sobre todo en el fútbol argentino y sumado a la crisis en Europa -adonde los jugadores sudamericanos tienen cada vez menos chances de emigrar-, hoy la categoría de la B Metropolitana, involucrada con equipos relacionados directamente a la Asociación de Fútbol Argentino, es una de la más vistosas y al mismo tiempo una de las más golpeadas. Más adelante explicaremos por qué estas primeras líneas están relacionadas y entrelazadas con la B.
La divisional sufrió varias modificaciones. Hasta antes de 1986 (cuando se creó la conocida B Nacional) era la reconocida segunda división que otorgaba plazas para el ascenso a lo máximo del fútbol; Primera A. Muchos equipos que hoy están sumergidos en las más pininas, en algún momento tuvieron lugar en este campeonato, saliendo campeones y ascendiendo.
Sin dudas, las malas administraciones, planteles desmantelados, proyectos no soportados hacen que los clubes sufran una caída libre. El ejemplo más resonante y que ocurrió hace meses es el de Sportivo Italiano, club con nombre dentro del ascenso que salió campeón en la temporada 2008 – 2009 y ascendió a la B Nacional. Ninguno de los hinchas del accia iban a imaginar que en tres años caerían a la Primera C derrotados por años de malas gestiones y malos desempeños fubolísticos.
Sin dudas la B Metropolitana es el limbo del ascenso y sigue esperando; el infierno se encuentra en la Primera C y la Primera D, categorías de pocos recursos cuyos partidos no son televisados, en donde hay pocos equipos apoyados por sus Municipalidades, en donde a los planteles se les adeudan varios meses y los jugadores deben buscar otro trabajo alternativo porque con lo que ganan no les alcanza.
En donde las canchas, la seguridad y las instalaciones son precarias; uno llama infierno porque fueron abandonadas desde que se iniciaron. ¿Cómo puede hacer un dirigente de un equipo de la C o la D para recaudar, tener ingresos, si los organismos de seguridad hacen jugar su partido un viernes o lunes a las 15hs?
Son detalles menores, dirán algunos; es gravísimo: los pocos o muchos hinchas que tienen la posibilidad de pagar la entrada o cuota social son privados de ver sus colores, su pasión. ¿Por qué no hay efectivos para realizar los partidos el fin de semana? Preguntas que se hacen varios dirigentes de estas categorías. Imagínese: antes de que arranque la temporada, la mayoría de los periodistas que cubrimos el ascenso estábamos orgullosos porque un partido por fin de semana en la C iba a ser televisado. Esto nunca pasó.
Es el infierno para los equipos, dirigentes, planteles y cuerpos técnicos la C y D. No quiero que se malinterprete el mensaje. Es muy difícil remarla en Argentina, más complicado en la C y la D.
El limbo sigue esperando; el cielo es la B Nacional, categoría en donde estuvo uno de los clubes más grandes y con más historia mundial, River Plate. Consumado el descenso de River, AFA y la productora “Fútbol Para Todos” decidieron televisar los encuentros de la segunda categoría, otorgándoles a estos equipos beneficios y repartición de más dinero.
La gente ajena al ascenso conoció al Deportivo Merlo, un club que con mucho esfuerzo llegó y hoy está privado de jugar en su estadio por la pelea absurda de dos hermanos que quieren tomar el control de la barra. Conocieron a Defensa y Justicia, equipo que la temporada anterior estaba peleando por no descender y demostró que en el ascenso se puede jugar lindo a la pelotita.
Nos encontramos con Brown de Madryn, con el Conti, con la costa, con el frío y el viento de aquella ciudad. La aparición de Desamparados de San Juan, que muchos creyeron era una asociación para cuidar a los pibes sanjuaninos y con los, por entonces, irreconocibles Patronato y Boca Unidos, uno de Paraná y el otro que mueve una provincia, Corrientes. Sin dudarlo, el cielo se transformó y dentro del ascenso llegar a la B Nacional es un sueño.
El limbo sigue esperando; veintiún equipos conforman la Primera B Metropolitana, esta temporada 2012 – 2013 ha sufrido diferentes modificaciones en cuanto a la organización y al desarrollo del torneo. Se eliminaron las promociones (a tener en cuenta es que Central Córdoba la temporada pasada fue el primer y único equipo en la historia del ascenso en ganarle la promoción por el ascenso a la B Metro a Sportivo Italiano), y se acortaron las chances de reducido, modificándolo de octogonal a cuadrangular, pero sí con la oportunidad de dos ascensos directos, uno por campeón de la temporada regular y el otro que sale con el vencedor del cuadrangular.
En el receso se dio algo que hace mucho no sucedía: jugadores del fútbol del exterior llegando a la B; jugadores del Nacional B bajando de categoría, clubes apostando fuerte a proyectos, campos de juego más cuidados, la forma de jugar más atractiva, ofensiva, sin vergüenza futbolística, sin regalar nada, sin replegarse y, sobre todas las cosas, sin aburrir al espectador.
Villa Dálmine ha sido de los planteles ascendidos del “infierno” en el que su logro no se concretó hasta la última fecha del campeonato, peleando palmo a palmo con la UAI de Urquiza. El conjunto de Walter Otta mantuvo el proyecto, no desmanteló el plantel y trajo lo justo y necesario para mantenerse en nivel. Hoy el de Campana, con una apuesta fuerte, respaldado económicamente, es el equipo revelación dentro del campeonato y hasta algunos nos animamos a titularlo el Barcelona de la B.
Con equipos de la talla de Chacarita, Atlanta, Almagro, Platense, Los Andes, la Primera B se ha convertido en un lugar de privilegio para algunos clubes de menor poderío; los gigantes dormidos recién nombrados hacen que clubes con menos nombre e historia sientan el orgullo de enfrentarlos.
La B se ha vuelto una categoría muy competitiva, a tal punto que hay una inmensa paridad. Los planteles son más trabajados, los partidos son cambiantes, con muchas llegadas, con buen juego, con estrategias que invitan y da gusto ver. Varios han dejado atrás el hecho de revolearla a cualquier parte, un recurso que se sigue usando pero del que no se abusa.
La divisional alberga a jugadores con experiencia y nombre como Adrián González; Gabriel Pereyra; Ricardo Vera; Mariano Messera, Ramón Abila; Aldo Visconti; Gino Clara; Jonathan Tridente y muchos más.
Hoy la B Metro tiene en lo más alto a equipos que hace rato están peleando por volver a la B Nacional, que de lado quieren dejar todo el sufrimiento y lo mal que los han tratado algunas dirigencias. La pasión, el regreso de Central Córdoba, equipo rosarino que abre sus puertas al público visitante en el Gabino Sosa, algo de lo cual el hincha estuvo privado por mucho tiempo e invita a que esta divisional siga creciendo dentro del complicado mundo del ascenso.
El limbo sigue esperando, trabajando y avanzando para que la categoría sea más reconocida dentro del fútbol argentino. A través de los años, haciendo un balance, cada temporada que pasa, el limbo está cada vez más cerca del cielo que del infierno.