Marcelo Harry atribuye el don que le ha dado notoriedad y con el que aspira recorrer el mundo a una singular combinación de los genes de su padre, que era equilibrista de circo, y de su madre, peluquera, al igual que el resto de las mujeres de su familia. Es que lo suyo aúna espectacularidad y oficio, toda vez que asume el desafío de vendarse los ojos para hacer lo que sabe y que ha convertido en su profesión: cortar el cabello.
En rigor, este estilista internacional unisex que además es profesor de peluqueros, comenzó muy lejos de los peines, cepillos y espejos de los salones, ya que dominado por la facilidad que tenía para jugar al fútbol, invirtió varios años de su juventud en busca de demostrar sus condiciones de diez habilidoso en las inferiores del Deportivo Morón donde llegó a alternar en reserva.
Sin embargo, uno de sus tíos resultó todo un visionario y a los 16 años lo tentó para que siguiera el mandato materno y se inscribiera en cursos para aprender peluquería, cosa que aceptó como una aplicación del concepto filosófico mundano de no poner todos los huevos en la misma canasta.
"Lo del mi tío Emilio fue decisivo porque me aconsejó para que si con las piernas no andaba en el fútbol, al menos que pudiera hacer algo con las manos", subrayó Marcelo a HISTORIAS DE VIDA, en un local de avenida Santa Fe donde presta servicios como estilista.
Tra su paso por Morón donde llegó a jugar unos partidos en Primera, el fútbol y la peluquería se dieron la mano después que Harry intentara con poco éxito, una incursión por el Club Bolívar de La Paz, Bolivia.
"Nunca me pude aclimatar a la altura y quedé afuera del Bolívar, por lo que tuve que sacar a relucir lo que había aprendido de adolescente. Así -rememoró- empecé a cortar el pelo a la gorra en plazas de La Paz para hacer algo de dinero".
Durante tres meses la experiencia resultó satisfactoria pero luego, junto con su amigo Víctor Corbalán -el responsable en pasar la gorra- bajaron a Salta para desplegar también en las plazas de "La Linda" la misma empresa.
Hola GiordanoEl destino quiso que una empleada del coiffeur Roberto Giordano viera su técnica con la plaza como salón y a las pocas semanas ya era parte del staff del reconocido estilista.
Si bien mantuvo ligazón con el fútbol como delantero en el Atlétic de Lobos, la ciudad en la que nació y reside, y donde actualmente regentea canchas de fútbol libre, Harry se dio cuenta a los 23 años que la verdadera habilidad residía en sus manos. "Como cortaba muy rápido, me propuse el desafío de hacerlo con los ojos vendados", aclaró.
Un primo y Sara, su madre, fueron los primeros modelos de riesgo que pusieron su cabeza para que Marcelo ejercitara sus cortes de pelo a ciegas, con lo que un día llegó al programa de Susana Giménez.
Esa exhibición abrió el camino a otras en distintos canales, incluso de Miami, y hasta acceder a una invitación a la feria de peluqueros de todo el mundo en Bologna, Italia.
Hoy Marcelo está más afincado en Lobos, pero igual da clases como estilista en la academia IAL, en el centro porteño, y organiza presentaciones en las que despliega su destreza. Por ahora, los shows son en las localidades cercanas a su terruño, pero sueña con que el mundo pueda apreciar su pericia a toda adrenalina en su condición de fígaro de riesgo.