Hermila Gutiérrez, la madre de los menores, se encontraba trabajando cuando sus hijos ingirieron el pan con veneno.
Según el testimonio de la mujer, el hombre ya había intentado envenenar a su perro en una oportunidad anterior. "No sé por qué envenenan animales y causan desgracias a los niños y les quitan la vida", declaró la mujer, en llanto por la pérdida de su hija.
La pequeña jugaba en el patio de su casa junto a su hermano, cuando de pronto encontraron pedazos de pan tirados en el piso. Se descompensaron allí mismo tras comerlo.
La hermana mayor de los niños, de 11 años, no se percató del momento en que ambos menores comieron el alimento envenenado.
Desafortunadamente Adriana murió a los pocos minutos y Jacobo sobrevivió pero se encuentra internado en grave estado en el Hospital General Valentín Gómez Farías de Coatzacoalcos, al sur de Veracruz.
En cuanto al culpable, Hermila relató: "Yo no lo vi, sólo Dios lo vio y es testigo de todo lo que me está sucediendo. Él sabe quién me arrebató a mi hija, y si es que por el perro habian arrojado el pan envenenado", sentenció la madre de los menores. La fiscalía local investiga el hecho.
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