l cumplimiento de un nuevo aniversario de la muerte de Carlos Gardel trajo, y como era de esperarse, una nueva apertura de la polémica acerca del origen del Zorzal Criollo.
Para quien escribe esta nota hubiera sido una satisfacción que Carlos Gardel hubiera nacido en Buenos Aires o, por qué no, en Tacuarembó, Uruguay. En definitiva que nuestro símbolo nacional del tango fuera hijo de esta tierra.
Pero no. Carlos Gardel, cuyo verdadero nombre era Charles Romuald Gardes, nació en Toulouse, Francia, un 11 de diciembre de 1890, más precisamente a las 14 horas, según consta en la Partida de Nacimiento expedida por la Alcaldía de esa ciudad francesa.
La misma partida de nacimiento que se utilizó para dar curso al juicio sucesorio del cantor, tanto en Montevideo como en Buenos Aires, y que declaró como única heredera -por parentesco ascendente- a su madre Bertha Gardes.
Tanto la Justicia argentina como la uruguaya dieron por válida toda la documentación presentada en la sucesión de Gardel y al que le dieron un carácter de instrumento público tramitado por vía diplomática en su oportunidad y del que goza de validez implícita, sin que al momento de su presentación en la causa se haya promovido oposición por las partes.
La Justicia uruguaya
Es decir que la “historieta” del Gardel uruguayo se desmorona frente a un fallo de la propia Justicia oriental. Frente a esta contundente prueba no se entiende la insistencia de un Carlos Gardel nacido en Tacuarembó, a menos que existan poderosos intereses que la justifiquen.
Lo cierto es que el 31 de marzo de 1936, el juez de Primera Instancia en lo Civil de Primer Turno de Montevideo, doctor Francisco Jurdi Abella, declaraba abierta la sucesión de Carlos Romualdo Gardés y orden cumplir con la publicación de edictos “a todos los que tengan intereses en ella”.
Durante ese período, la extensa familia Escayola no ofrece impugnación ni reparo, ni deduce acciones de oposición. Esa fue la oportunidad para que la sucesión se encamine hacia la cosa juzgada y nada ocurrió.
En tal sentido, el juez Abella se ciñó a derecho y sustentó su sentencia en los elementos probatorios válidos, como ser la Partida de Nacimiento emanada de la Alcaldía de Toulouse, Francia, con fecha 3 de febrero de 1936.
También se incorpora al expediente sucesorio la certificación por la que consta en el Libro de Defunciones (Nº 49 Folio 298 del 25 de junio de 1935) de la Vicaría de la Parroquia de Medellín, sobre la muerte de Carlos Gardel, acaecida en esa ciudad un día antes.
El 14 de abril de 1937, el juez Abella declara “heredera del causante Carlos Gardés a su madre Bertha Gardés” y con ello queda clausurado cualquier reclamo por la vía judicial.
Un detalle para destacar, la Justicia uruguaya no tuvo en cuenta el acta de 1920, por la que Carlos Gardel se declara uruguayo y sólo sustentó el fallo en la confirmación oficial de su partida de nacimiento, como único instrumento público de valor universal.
Pero no fue este fallo la única instancia judicial que la figura de Gardel tuvo que sortear para darle un corte definitivo a la polémica sobre el lugar de su nacimiento. En 2004, el Centro de Estudios Gardelianos inicia acción de amparo contra el Poder Ejecutivo Nacional y el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La acción también solicitó la exhumación de los restos mortales de Bertha Gardés y Charles Romuald Gardés, para la realización de un estudio de histocompatibilidad genética (ADN) entre ambos, para determinar la verdadera filiación biológica del cantor con su madre.
La legitimación del Centro de Estudios Gardelianos se sustenta en la defensa del patrimonio cultural, relacionado con la vida y obra de Carlos Gardel, a quien se rescata como símbolo nacional. En tal sentido y en marzo de 2004, la Justicia falla rechazando la acción de amparo y se ordena registrar y notificar. Pero en uno de los párrafos, la sentencia dice que “el tema que se pretende ventilar en estos actuados se ha resuelto en juicio, en dos jurisdicciones, en la Argentina y en el Uruguay. En ambos juicios sucesorios se ha resuelto que la única heredera fue la madre del reconocido cantante argentino, la Sr. Bertha Gardés”.
Con este párrafo, se da por verídica la documentación agregada a los juicios sucesorios llevados a cabo en ambos países. Entre ella, la partida de nacimiento emitida en Toulouse, Francia.
“Tremenda confusión”
El historiador e investigador sobre la vida y muerte de Carlos Gardel, Alberto Marzulli, fue quien proporcionó datos y documentación que se utilizaron para esta nota.
Marzulli, también contó cómo surgió esta “tremenda confusión que lleva varias décadas de existencia”. De hecho muchos uruguayos dan por seguro que Gardel era uruguayo. Sin embargo la historia contada a partir de testimonios unidos publicados por la prensa argentina en los años 70 adquieren otra dimensión.
Cuando en 1914 se desencadena la Primera Guerra Mundial, Carlos Gardel ya poseía una incipiente fama de cantor popular y el mayor riesgo que corría El Mudo -otro de sus apodos- era que fuera convocado para defender a Francia, el país que lo vio nacer.
Pero fue el caudillo conservador Alberto Barceló quien le ofreció una solución y ésta llegó a través de un funcionario de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, quien le extendió un cédula de identidad a nombre de Carlos Gardel (su seudónimo artístico) y en la que figuraba nacido el 11 de diciembre de 1890. Sin embargo y ante el extravío de ese documento, años después el cantor se encontró con el mismo problema. Y si bien la guerra había terminado, igual le correspondía la pena por desertor.
Para hacerse ciudadano argentino y no tener que presentar su verdadera partida de nacimiento, el cónsul general de la República Oriental del Uruguay, Bernardo Milas, le extendió una fe de nacimiento que indicaba que había nacido en la ciudad de Tacuarembó, el 11 de diciembre de 1887. Este certificado, fue hecho a nombre de Carlos Gardel, con el evidente propósito de burlar a las autoridades francesas y también se aumentó la edad.
Un mes después, Gardel se presenta a gestionar una cédula de identidad en el Departamento de Policía de la ciudad de Buenos Aires. Es con ese documento que en marzo de 1923 solicita la carta de ciudadanía argentina y que le es otorgada el 1º de mayo de ese mismo año, prestando juramento, y en octubre gestiona su primer pasaporte para viajar al exterior.