El grupo de investigadores buscó el nexo entre la depresión y el color gris. Y concluyó en que la depresión hace que el contraste entre los colores blanco y negro se diluya.
Para llegar a dicha conclusión, los investigadores utilizaron electrodos para registrar la actividad eléctrica de la retina en respuesta a una serie de flashes. Los pacientes deprimidos respondian a los flashes con un menor contraste en las células fotorreceptoras de la retina.
Así, la metáfora de verlo todo gris no es del todo incorrecta, dado que está estrechamente ligado con el estado de la persona.