Cuando se oye esta frase nos da la idea de retirarse de un sitio en forma repentina. La expresión parece tener el mismo origen de “dar el olivo”, es decir echar o despedir a alguien por lo general, de su trabajo. Para quienes no están familiarizados con las corridas de toro ni hablan español, la frase carece de sentido. Olivo, en el lenguaje taurino, es la barrera que les sirve de refugio a los toreros cuando se encuentran en una situación de peligro extrema. El origen de “tomarse el olivo” se refiere al lugar donde se crían los toros de lidia, que se hallan rodeados de olivares. Y cuando uno de esos animales se viene encima, nada mejor que subirse a uno de los árboles de olivo para esquivarlo. En cambio, “dar el olivo” es una frase inventada por los argentinos y que deriva de la anterior. A pesar de que a la persona que fue despedida ni a quien la despidió abruptamente se le ocurre pensar en ese momento en las aceitunas o en los toros. Y menos aún recuerdan que las ramas del olivo son símbolo de paz.