Ludovic Casrouge es un ejemplo de aquellas personas que deciden cambiar de vida cuando muchos piensan que ya es demasiado tarde. Luego de formarse como economista y viajar por el mundo, decidió desligarse del ámbito financiero en busca de un ideal: traer a Latinoamérica la tradición bretona de las crepes que formaron su paladar desde chico. Nació en Le Mans pero eligió Buenos Aires para llevar adelante su sueño. Fue así que creó “Un, Dos, Crepes”, la primera creperie francesa en Buenos Aires, donde elabora crepes a la vista y con la técnica bretona en placas de hierro fundido únicas en Argentina. “En Francia, la crepe ocupa el lugar de la empanada o la tarta porteña. En Buenos Aires, con las recetas originales galas, se logra un plato liviano, nutritivo y rápido con productos de estación”, explica.
¿Hace cuánto estás en Argentina?
-Me instalé aquí hace un año y medio. Pero desde hace dos años y medio que me dedico exclusivamente a ser “crepier”. Primero trabajé en Francia, en Bretaña, cuna de las crepes, y luego fui asesor del Restaurante del Museo Evita, aquí en Buenos Aires.
¿Cuáles son las características principales de una crepe hecha como en Bretaña?
-Una crepe bretonne tiene un tamaño de 40 cm de diámetro, es una fina lámina de masa. No existe una única receta. Cada pueblo bretón tiene su propia receta.
¿Cuáles son las diferencias entre nuestros panqueques y las crepes?
-La masa de crepe es mucho más líquida, tiene menos huevos y se hace sobre sartenes mucho más grandes o normalmente sobre unas placas de hierro fundido a 250º.
¿Qué recordás de las crepes que comías de chico?
-Lo primero que recuerdo fue una visita a lo de mi abuela paterna. Yo tenía 10 años y ella preparó las crepes como se hacían en el siglo XIX: una gran sartén con un mango largo de metro y medio, directo sobre el fuego del hogar. Para mí son las mejores crepes que comí en mi vida.
¿Hay alguna tradición en Francia sobre la ceremonia de comer crepes?
-Son muchas las leyendas sobre las crepes. Una de las más viejas dice que la primera crepe del año hay que hacerla girar en el aire con una sartén, sosteniendo una moneda de oro en la palma de la mano. Si la crepe gira y cae bien en la sartén, significa que será un buen año en términos económicos. Además, al día de hoy en Francia, la crepe es la comida principal de la Fiesta de la Candelaria el 2 de febrero.
¿Se comen en cualquier momento del día?
-Sí, en el desayuno, almuerzo, merienda o cena. Personalmente, a mí me gusta empezar el día con una crepe de dulce de leche y un jugo de naranja exprimido.