MANUEL VICENTE EN UNA ESCENA DE EL PORTERO DE LA ESTACION WINDSOR.
MANUEL VICENTE, UN ACTOR QUE VIAJA EN EL TIEMPO
La vida laboral del actor Manuel Vicente podría resumirse de una manera sencilla: él aparece donde están las propuestas de calidad, nada más.
El experimentado hombre de teatro, TV y cine, por estos días encabeza las obras El Portero de la Estación Windsor que se exhibe los sábados a las 20.30 en El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034) y también está en 1810 que se da en el Teatro de la Ribera (Pedro de Mendoza al 1830) los sábados a las 18.30 y domingos a las 12.30. El intérprete conversó sobre ambas opciones teatrales con este diario.
En la primera obra se narra la vida de un arquitecto uruguayo que debe emigrar a la ciudad de Montreal, donde vivirá entre la realidad y el sueño a lo largo de treinta años. Dos culturas extremas de América se unen a través del desarraigo y las circunstancias.
Una familia
A su vez, Vicente agregó: “Es un texto poético que busca insertarse en la sociedad canadiense. El posee un perfil algo rebelde, culto y vive la vida donde le hace un culto a todo: al amor, a la amistad, etc. La propuesta me gusta porque pasa por todos los colores donde uno puede expresarse”.
En la pieza también aparece un componente de narración oral donde Vicente también se siente cómodo y conforme: “Me gusta, es parte de la obra, y el público es testigo de aquello que va pasando y donde se podría decir que son quienes observan aquello que va pasando”.
Con respecto a la propuesta de 1810, el amable y generoso Vicente -en sus declaraciones- dijo: “La trama se desarrolla en el seno de una familia local entre los días 16 y 23 de mayo. Allí hago del padre de una chica que se enamora de un revolucionario con el cual el hombre mantiene diferencias pero lo respeto y mucho. Un detalle que no es menor es que la pieza se escribió en 1910 y recién ahora volvió a exhibirse”.
En la semana, la propuesta se da para los colegios secundarios, siendo una experiencia especial para el actor: “La verdad, me gusta actuar para 600 chicos, los cuales la pasan muy bien, aprenden y se divierten. Las iniciativas de esta índole me parecen interesantes y debemos apoyarlas porque suman para que los más jóvenes vayan al teatro”.