Una agencia de desarrollo climático dependiente del INTI estudia las causas de frecuentes remolinos de viento, que duran entre seis y siete horas, y que generan alarma en los pobladores de un pequeño paraje rural de Santiago del Estero, situado a 210 kilómetros al sudeste de la capital provincial.
Los pobladores del paraje de Puna los bautizaron "remolinos del demonio" y ocasionan el levantamiento de una densa polvareda en un radio de 700 metros y, cuando finaliza, deja capas de 80 centímetros sobre pastizales y cercas perimetrales de campos.
"El remolino da la sensación como si la tierra estuviera siendo atraída por una fuerza extraña", indicó uno de los viejos pobladores del lugar y aseguró: "Nunca antes vivimos una situación parecida, menos tan prolongada como este viento que no tiene explicación".
Diversos meteorólogos consultados sostuvieron que el fenómeno "puede ser provocado por las altas temperaturas y sequías, formando lo que los lugareños llaman remolinos de demonio".