Así lo adelantó una fuente que fue consultada por
Diario Popular y que tuvo acceso directo al expediente que es analizado por los integrantes de la Sala de Feria, los jueces Luis Cayuela, Ernesto García Maañón y Juan Eduardo Stepaniuc. Robledo Puch fue condenado en 1980 por 11 homicidios, 17 asaltos, dos hurtos y dos violaciones, entre otros delitos que fueron cometidos entre 1970 y 1972 en la zona Norte del Gran
Buenos Aires.
Tras un breve paso por la Unidad Penal 9 de
La Plata, de donde se fugó en 1973 aunque fue rápidamente capturado cuando se escondía en un local de Villa Adelina, fue derivado a la cárcel de
Sierra Chica, donde cumple una pena a 'reclusión perpetua con accesoria por tiempo indeterminado'.
Los jueces recibieron la semana pasada el pedido de libertad condicional, a partir de un planteo de inconstitucional de la reclusión perpetua, inmediatamente dieron curso del planteo al fiscal general de San Isidro,
Julio Novo, y en el transcurso de esta semana comenzarán a analizar el expediente. Pero, muy probablemente, la decisión final estará en línea con un fallo del año 2009 de la Sala II del Tribunal de
Casación Penal bonaerense, que rechazó un planteo similar, según comentó una fuente judicial.
Robledo, que el 22 de enero próximo cumplirá 61 años y en febrero
41 de encierro, fue definido por psiquiatras como un psicópata perverso, que mataba por placer. Fue el caso que más sorprendió a los peritos forenses del país, debido a las características del asesino y el nivel de maldad del por entonces casi adolescente, conocido como 'El Angel de la Muerte'.
Carlos Eduardo era hijo único de José Robledo, que era inspector de la empresa
General Motors, y Aída Puch. Nació en el seno de una familia de clase media de
Olivos, jamás tuvo problemas económicos ni conflictos familiares. Cuando era un niño, además, tuvo una alta educación, que lo llevó a hablar varios idiomas y ser un buen pianista.
Nadie podía llegar a imaginarse que ese chico rubio, de amplia sonrisa, se convertiría en un asesino serial. Ya nada queda de ese muchacho que fotografiaron los diarios en la década de
1970. Ahora es un hombre enfermo, calvo, que pasa sus horas en el interior del pabellón 10 de la cárcel de Sierra Chica.
Se convirtió en un fanático lector de la
Biblia y, pese a que confesó sus crímenes en el juicio, ahora niega ser el autor de semejante matanza. Su primer socio en el delito fue
Jorge Antonio Ibáñez, con quien robó una joyería cuando apenas tenía 15 años. Con su cómplice, cometió su primera obra de horror y muerte el 3 de mayo de 1970 cuando, en Olivos, entraron a una casa de repuestos, luego de saltar la pared de una estación de servicio.
Allí encontraron durmiendo a un matrimonio y a su pequeño hijo, en una cuna. Al hombre, de inmediato, Robledo lo mató a
balazos, y a la mujer le disparó y la hirió, pero no le quitó la vida. Ensangrentada y al lado del cadáver de su esposo, fue violada por Ibáñez, mientras 'El Angel de la Muerte' sacaba toda la plata de la caja.
Antes de irse, le disparó al bebé, que se salvó por milagro cuando el balazo impactó en uno de los parantes de la cuna. Robledo, de acuerdo al expediente judicial, dejaba una huella característica en cada uno de los ataques. Mataba con dos disparos en la
mejilla izquierda de su víctima. Ese era su sello.
También fue el 'inventor' de una modalidad delictiva: sacar una chapa del techo y descolgarse con sogas para ingresar al lugar elegido para robar y asesinar. Doce días después del primer crimen , los socios ingresaron por una ventana al boliche 'Enamour' de Olivos. Robaron de la caja fuerte
dos millones de pesos. Antes de irse, Robledo abrió la puerta de un cuartito, donde descansaban los serenos Mastronardi y Godoy, a quienes ejecutó a balazos con una pistola Ruby,
calibre 32.
En su confesión, apelaría a una ironía para justificar este doble homicidio: '¿Qué quería que hiciera? No los iba a despertar', diría. El
24 de mayo de aquel año, Robledo e Ibáñez dieron otro golpe. En esa oportunidad, el lugar elegido fue el supermercado 'Tanty'. Se descolgaron del techo, luego de forzar las chapas.
'El Angel de la Muerte' asesinó de un balazo al vigilador
Scattone y brindó con una botella de whisky al lado del cadáver. Habían encontrado el mayor botín de su carrera delictiva: cinco millones de pesos. En los meses siguientes, Robledo 'colaboró' con su amigo Ibáñez, que además de asaltante era un despiadado violador. Ayudó, en dos hechos distintos con pocos días de diferencia, a secuestrar a dos mujeres, una chica de 16 y otra de 23 años.
Las llevaron en un auto por
Panamericana, y luego del ataque sexual, Robledo las ejecutó a balazos por la espalda. Robledo, para entonces, ya tenía diferencias con Ibáñez. Entre ambos había una disputa: Robledo quería ingresar a la banda a su nuevo amigo
Héctor Somoza, y su cómplice no le tenía confianza. El 5 de agosto protagonizaron un accidente, en el que Ibáñez murió. Se sospechó que, en realidad, fue asesinado por 'El Angel de la Muerte'.