Más de un millón de personas se congregaron en la Plaza de San Pedro para ser partícipes de un momento histórico para la religiosidad. Los papas Juan Pablo II y Juan XXIII fueron nombrados santos por Francisco.
Pero para llegar a ese altar, a ambos sumos pontífices se les atribuyen milagros que fueron comprobados y aprobados posteriormente por el Vaticano.
Juan Pablo II, conocido como el "Papa de los récords" por sus 26 años de pontificado y 104 viajes alrededor del mundo, fue canonizado apenas nueve años luego de su deceso, el 2 de abril de 2005.
Al polaco fue autor de la curación del mal de Parkinson en mayo de 2011 de la monja francesa Marie Simon Pierre, de 51 años. La misma enfermedad lo afectó en sus últimos años de vida.
Ese mismo año, la costarricense Floribeth Mora, de 50 años, el 30 de abril asistió a una misa por la beatificación de Juan Pablo y al día siguiente se sanó de una lesión cerebral incurable.
Juan XXIII, el "Papa bueno" cuyo pontificado fue desde 1958 hasta 1963, no tuvo dos hechos milagrosos para ser considerado santo, como indica la normativa, pero Francisco lo destacó el 5 de julio de 2013 por la curación de una gastritis ulcerosa hemorrágica a la monja Caterina Capitani en 1966