El pasado viernes, el Vaticano tachó de "calumniosas y difamatorias" las acusaciones de que el entonces jesuita Jorge Bergoglio, actual papa Francisco, no hizo lo suficiente para proteger a dos sacerdotes secuestrados y torturados por la dictadura militar y que estaban bajo su jurisdicción.
El mismo Lombardi mencionó el testimonio de Pérez Esquivel, Nobel de la Paz de 1980, quien declaró a la prensa recientemente que no existe "ningún vínculo" que relacione al nuevo pontífice con la dictadura.
Pérez Esquivel goza de una gran reputación como activista de derechos humanos en toda América Latina.
El papel de Bergoglio, que por ese entonces era principal de los Jesuitas en Argentina, fue cuestionado sobre todo por el diario Página 12 y en particular por uno de sus principales colaboradores, Horacio Verbitsky.