En la Capilla Sixtina, el Papa argentino realiza su primera misa ante los cardenales que lo eligieron Sumo Pontífice. Por la mañana, Jorge Bergoglio oró en la Basílica Santa María Mayor. Los medios del mundo destacaron la "austeridad"
"Si no proclamamos a Jesús, nos convertiremos en una ONG
piadosa, no en una esposa del Señor", fueron una de las primeras palabras de
Francisco en la misa inicial de su pontificado, que se realiza en la Capilla Sixtina."Cuando caminamos, edificamos y confesamos sin la cruz no
somos discípulos del Señor", agregó.
El idioma de la misa es el latín y las lecturas fueron en italiano, al igual que la homilía del nuevo pontífice argentino, quien no leyó un escrito.
En la homilía, el Papa destacó también que cuando los fieles caminan
sin la Cruz, edifican sin la Cruz y profesan sin la Cruz, "no somos
discípulos del Señor".
El
Obispo de Roma dijo también que hay que edificar sobre la piedra, como
Pedro la Iglesia, ya que si no es así, ocurre como las casas que
construyen los niños con la arena de la playa, que se las lleva el agua,
"todo se destruye porque no tiene consistencia".
Sobre la
obligación de proclamar a Jesús, el nuevo Papa aseguró que "quien no
reza al Señor, reza al diablo, ya que cuando no se proclama a Cristo, se
proclama la mundanidad del diablo, del demonio".
La
misa solemne de inicio de pontificado la oficiará el próximo martes, 19
de marzo, a las 09.30 local (08.30 GMT), festividad de San José, el
patrón de la Iglesia, en la plaza de San Pedro del Vaticano.
A esta misa asistirán numerosos jefes de estado y primeros ministros, así como decenas de miles de fieles.
El culto se desarrolló bajo el impresionante fresco de Miguel Angel Buonarroti, "El juicio final", el mismo lugar que presidió las deliberaciones para elegir al sucesor de Benedicto XVI. Primera oración por la mañana
Vestido con sotana blanca y zapatos negros, el nuevo papa Francisco, el primero de Latinoamérica, cumplió este jueves su primera salida como pontífice a una basílica romana Santa María la Mayor para orar en privado ante la Virgen y llevarle un ramo de flores.
"Permaneció 20 minutos ante la imagen antigua de la virgen y depositó un ramo de flores, muy sencillo y simple", contó Giuseppe, uno de los 15 seminaristas, monjas y prelados que asistieron a la primera salida fuera del Vaticano del papa jesuita, quien ocupa desde la víspera la silla de San Pedro.
"Llevaba la sotana blanca, zapatos negros y no rojos, su anillo de cardenal y una cruz de plata", contó emocionado el religioso por haber podido formar parte de ese grupo privilegiado que lo acompañó a rezar muy temprano dentro de la basílica de Santa María la Mayor, cerrada al público y conocida por haber alojado a las mayores congregaciones de los primeros cristianos en Roma. "Oren por el Papa", les pidió en italiano, tal como solicitó la víspera a la muchedumbre entusiasmada congregada en la plaza de San Pedro, un gesto sorprendente, casi una revolución para el líder de la Iglesia de 1.200 millones de católicos, al pedir al mundo que bendiga a su obispo y no impartiendo la bendición al mundo. "Recen por mí y nos vemos pronto. Mañana pediré a la Virgen que proteja Roma. Buenas noches a todos y que descansen", anunció en ese primer mensaje como pontífice trasmitido en directa por los canales de televisión del mundo.
El nuevo Papa rindió homenaje en la pequeña capilla Paulina, en el lado lateral izquierdo de la enorme basílica, a un pequeño icono dorado de la virgen bizantina Sales Populus Romana, que según la tradición fue pintada por Lucas el Evangelista.
Al término de la oración, saludó uno por uno a los presentes así como a todo el personal que trabaja en la basílica y los asistentes laicos del templo de la asociación Cabildo Liberiano, que custodia preciosos documentos históricos.
En ese breve acto, comparable a los realizados a finales de los años 70 por el papa polaco Juan Pablo II al inicio de su pontificado -de quien se decía que paseaba en total anonimato por la Ciudad Eterna-, Francisco estaba acompañado entre otros por el prefecto de la Casa Pontificia, George Gänswein, secretario privado del papa emérito Benedicto XVI, y su adjunto, Leonardo Sapienza, mientras el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, jesuita como él, lo esperaba en el interior. Precisamente en las próximas horas se espera que Francisco y Bergoglio tengan un encuentro inédito, en el que se producirá un abrazo para la posteridad.
El pontífice entró en la céntrica basílica romana por una entrada lateral y llegó al templo a bordo de uno de los dos coches oficiales, pero no en el que suele ser asignado a los papas, con la famosa placa "CV1" (Ciudad del Vaticano 1).
El cortejo papal fue precedido por una escolta de motoristas del cuerpo de la policía italiana, que desde el amanecer había cerrado las calles aledañas de la céntrica plaza.
El pontífice argentino escogió la basílica de Roma, porque es justamente la diócesis que se asigna al nuevo papa.
En el exterior, decenas de fieles y curiosos se mezclabas con fotógrafos y periodistas que aguardaban la llegada del papa.
"¿Es el Papa? ¿De verdad es el Papa?", preguntaba Sara, una joven estudiante romana, mientras su compañera Arianna, de 19 años, reconocía: "Que bueno, voy a conocer al primer papa suramericano", añadió, sin lograrlo, ya que en esta primera ocasión evitó el contacto con la gente. No usó la limusina
El papa Francisco I no utilizó este jueves el automóvil papal con placa SCV 1, es decir, la que indica el vehículo más importante del Estado de la Ciudad del Vaticano, sino una berlina.
El vehículo empleado por el primer Papa latinoamericano para su visita a Basílica Santa María Mayor, en el centro de Roma y muy cercana a la sede de la Embajada Argentina, país de nacimiento de Jorge Bergoglio, llevaba la placa con la sigla CV, o sea, Ciudad del Vaticano.
En Buenos Aires, Jorge Bergoglio, el nuevo Papa, usaba el transporte público y era común verlo en el subte de la línea A.