Hemos visto en las exposiciones internacional de autos que se mencionan como los más rápidos, más confortables, etcétera. Y es cuando nos hacemos varias preguntas y no son porque sus precios son inaccesibles para nuestros bolsillos. Uno solo de ellos valdría la pena poseerlo. Al transitar por una calle, avenida, ruta, etcétera ¿no se producen embotellamientos? Entones, preferiría a ese que puede remontar vuelo o sin tener que invertir una fortuna, una bicicleta, hasta una patineta, nos llevaría a nuestro destino sin sufrir esos atascamientos. ¿Cuál es la velocidad que desarrollan? Más de 200 kilómetros/hora. Pero la máxima en una ciudad y hasta en el campo, está prohibido llegar a esa tremenda velocidad. ¿Está capacitada esa persona para conducir un vehículo así? Entonces, ¿para qué lo fabrican y lo compran? Ahí, es la vanidad y los éxitos sobre las mujeres que se pueden obtener, ¿para ir a dónde? El auto de Los Picapiedras tendría mucho éxito con solo ponerle esa carrocería a su auto y usar tracción a sangre. Daría igual. Pero la vanidad, el mostrar el lujo, ¿para quién o quiénes? ¡Qué estupidez!, invertir tanto dinero, en seguro, patente, etcétera para mostrarse como vedette y ¿a quién le importa? 200 kilómetros/hora, y no se puede usar. ¡Ridículo!
Carolina E. Vega
DNI 13.173.081