La máquina perfecta que nos lleva y trae, con la que pensamos y hacemos, necesita que se le ponga “combustible”, para su funcionamiento. Es entonces, que debemos comer. Y allá le metemos de todo. Ya sea bueno o malo, sabrosa o detestable, nutritiva o chatarra, todo va al “buche”. Pero hay que triturarla, un poco. Para eso tenemos los dientes. Son como... un montón. Pero como todo, si tiene fallas de fabricación, se comienzan a deteriorar. Se rompen, son atacados por microbios o enfermedades. Entonces todo el sistema se deteriora. Con una mala masticación, llega a la “bodega”, el alimento mal triturado. Eso causa problemas digestivos, que conducen a molestias y mal humor. Eso trae como consecuencias, dificultades en el trabajo, que pueden conducir a las huelgas y paros. Todo por una dentadura en malas condiciones. La sustitución de las piezas perdidas, las hacen los odontólogos, que son personas que han estudiado. Esos estudios han sido pagados por los habitantes del país todo. Es que la enseñanza es gratuita, y sale de los impuestos. Pero los precios de prótesis son siderales e inalcanzables para la mayoría. Los materiales no son prohibitivos, los profesionales los hacen así. ¿Y si bajamos la intermediación? Todos tendrían mejor humor. Pero, ¿después qué masticarán?
José Pepe Simone
DNI 6.665.231