Vamos, lentamente, tomando conciencia de que nos estamos autodestruyendo, terminando con especies animales y vegetales. Los árboles, además de darnos sombra y regular el clima, nos dan el papel. Hoy, los avisos propagandísticos nos advierten que para fabricar cierta cantidad de hojas para escribir se deforestan varias zonas del planeta. Tenemos otras opciones que no están totalmente explotadas por ¿cerrilidad o ignorancia? de ciertos burócratas. Pero se fomenta, porque rinde -y mucho- el uso de otra aplicaciones, además de libros y cuadernos. Sólo recordamos que hace unos años, ¡cuántos pañales de tela, trapos de cocina y pañuelos! tuvimos que lavar. Hoy nos piden que para los damnificados de un terremoto les enviemos pañales descartables. Su constitución es de otros materiales, como ser algodón y fibras sintéticas, pero son desechables. En los resfríos se consumen kilómetros de pañuelos descartables que luego se tiran a la calle. ¿Y los microbios se mueren en el suelo? ¡Qué falta de coherencia en las actitudes! ¿Volveremos a lavar pañales o es considerado denigrante?
Marisa C. De la Plaza
DNI 12.562.311