La delincuencia sigue en aumento (robos, hurtos, secuestros, salideras, estafas) y no logran disminuirla. Ingresaron personal en demasía e incorporaron un sin número de “móviles” (autos, motos, bicicletas, cuatriciclos, helicópteros) que son tantos que gran cantidad nadie los usa y permanecen en las comisarías muertos de risa con una intensa inversión en rodados parados. Los barrios ahora tienen 2 (dos) agentes por cuadra. No se meten en nada, no proceden. Son árboles parados, aburridos, con el celular en la mano. Deberían justificar su sueldo colaborando con el ordenamiento del tránsito o el peatonal discapacitado. Hay personas que por su obesidad no pueden combatir el delito y serían más útiles en las comisarías. Los ciudadanos que van a las comisarías se encuentran con muchos obstáculos para hacer denuncias. Un caso concreto es cuando avisan que le han usurpado indigentes la vivienda. Le informan que ellos no pueden tomar esa denuncian. ¿Para qué sirven las autoridades policiales? Quizás sólo para cobrar sueldos. El 13 de enero de 2018 se llamó al 911 a las 6.30 para informar que sonaba una alarma en una casa. Atendió la operadora número 12. Se reiteró el llamado y ¿saben qué pasó? Nadie vino. ¿Dónde está la policía?
Mario Raúl Gómez
LE 7.600.132