A mi país lo envidiaran no por ser una potencia sino por su extensión. Qué de cosas se podrían hacer en un país con más de 2.870.000 kilómetros cuadrados. Pero seguimos pidiendo préstamos al exterior, no nos damos cuenta que el secreto está en trabajar esta rica tierra que Dios nos dio, en forma coordinada y terminar con el trabajo en negro, donde al obrero se le paga lo que quieran y cuando se los despide no les dan un mango y no se aporta nada al Estado. Salarios justos, impuestos justos, pagando más el que tiene más. Y tendríamos lo suficiente para mantener este país sin recurrir a los malditos préstamos y que nos dirijan nuestra economía. El préstamo nos lleva a un ajuste general donde se comienza a paralizar un país. Se me ocurre que podríamos inundar al mundo con hortalizas, cereales, frutas y carne. Tendríamos para criar ganado en abundancia, pero por desgracia cuesta más criar un novillo que sembrar, por ejemplo, soja. ¿Cuántos países pequeños en extensión se preguntarán por qué la Argentina está sin avanzar desde hace años? Es porque no tenemos un planteo de nuestra economía. Tenemos lo principal, una extensión considerable, pero tenemos más importación que exportación. Claro, llegamos a una conclusión cuando sentía de los rusos del campo argentino: Esta tierra es de oro.
Edmundo Juan C. Scaglia
DNI 5.863.265