Liliana González, abogada especialista en derecho penal y violencia familiar y titular del CEPREVI, se refirió al tema en diálogo con DIARIO POPULAR y advirtió: "Soy la primera que empezó a trabajar en violencia familiar. Estoy desde 1990 y este es un tema que falta visibilizar. Te tildan de machista y no es así, la Justicia tiene que respetar a todos por igual". Si bien aclaró que "es innegable que hay una mayor cantidad de mujeres que sufren violencia física y hasta son asesinadas", señaló que "las mujeres también matan, pero cuando se trata de un hombre la Justicia minimiza la situación y no se mueve". "Parece políticamente incorrecto decir que una mujer asesina y mata. Acá hay una discriminación absolutamente pavorosa contra el hombre", denunció González.
En tanto, consideró que, por una cuestión cultural, los varones "tienen vergüenza y recién se están animando a contar, pero cuando terminen de tomar conciencia, no sé si no vamos a igualar la violencia entre ambos sexos" y añadió: "Los hombres tienen una mayor fuerza física y es más visible que la de las mujeres. Pero el hecho es el mismo". La especialista lamentó que tampoco tienen la contención adecuada: "Siempre me llaman y me dicen 'voy a hacer las denuncias penales y no me creen'. Se quejan de eso. Ya no vienen con la mentira del divorcio y que hay problemas en la familia, sino que te dicen de frente 'mi mujer golpea' o 'me maltrata psicológicamente'".
Según la letrada, algunas de las agresiones más comunes son calificativos como "estúpido" o frases como "no servís para nada" y "mirás a todas las mujeres", aunque "pueden llegar a rayarle el auto o llamar al trabajo y hablar en contra para que lo echen".
En cuanto al accionar de las mujeres en hechos de violencia, precisó que "no busca armas sino que utiliza elementos a mano como tenedores, cuchillos o tijeras, además de darles la cabeza contra la pared para lastimarles la nariz, llegando en algunos casos a usar medios como el veneno". "La mujer es más astuta y utiliza otros métodos. Con una denuncia, por más que sea falsa, puede excluir de la casa al hombre y obligarlo a alquilar. También quitarle a los hijos, a los cuales puede dejar de ver o con un régimen de visitas muy acotado, teniendo de por vida una pelea incesante", relató González. Incluso, habló de falta de responsabilidad en algunas madres: "Les dicen a sus hijos que el padre no pasa plata para los alimentos, que la golpeaba cuando estaba en la panza, que nunca los quiso y hasta que querían que la abortara. Muchas veces los chicos quedan con la falsa imagen de un monstruo y no quieren ver a sus padres, que realmente tienen muchas ganas de verlos". Así, muchos de estos casos finalizan de la peor manera. "Terminan bloqueados, cercados y los padres se rinden. Llegan a decir 'no quiero ver más a mis hijos, gasté el dinero que tenía en abogados, en psicólogos, no pude formar una nueva familia, vivo solo'. Y dicen basta. Se suicidan o terminan como despojos humanos", graficó la titular del CEPREVI.