Laura Iglesias era una trabajadora social, madre y abuela, que hace un año fue hallada asesinada en la localidad de Miramar. Militante por los derechos de los jóvenes de sectores vulnerables, desde su cargo en el Patronato de Liberados bonaerense venía alertando por la utilización de chicos para robar, entre otras situaciones irregulares.
Su muerte fue atroz, porque le pegaron y sometieron sexualmente, hasta finalmente estrangularla con el cordón de su propia zapatilla. Por el hecho hay un detenido, pero la familia y amigos exigen a la justicia que investigue en profundidad la autoría intelectual del crimen, que podría estar vinculada justamente a su desempeño social. "Queremos que se aparte de la investigación a la Policía Bonaerense, y luego se tengan en cuenta las pruebas e indicios que brindan absolutas certezas de que en el hecho intervinieron otras personas. Nosotros creemos que el detenido estuvo efectivamente en la escena del crimen, pero fue utilizado por quienes realmente querían que Laura esté muerta", dijo Alicia Iglesias, hermana de la víctima, a Diario Popular.
Hasta el momento, y desde el comienzo de la pesquisa, el único sospechoso al homicidio es Esteban Cuello, un hombre con antecedentes por delitos contra la integridad sexual. "Apenas fue hallado el cadáver de Laura, la policía dirigió su mirada hacia esta persona, que había estado presa por atacar sexualmente a una menor de edad. Cuello no tenía asignado a ningún trabajador social tras su liberación, y sabemos que andaba por la calle pidiendo comida o consumiendo pegamento. Es decir, era una persona absolutamente permeable para ser utilizada", dijo Alicia.
La trágica jornada del crimen, Laura tuvo un desperfecto con su automóvil Renault 9, que quedó empantanado en una calle de Miramar. La mujer, tras recibir una negativa de la compañía de seguros para asistirla, dejó el vehículo y asistió a un curso, ligado a su trabajo como trabajadora social en el Patronato de Liberados de Mar del Plata. Luego, visitó a un tutelado y posteriormente fue en búsqueda de su auto.
Antes se cruzó con un vecino, con quien sostuvo una breve charla. Luego, su rastro se perdió, hasta el día siguiente, que fue hallado su cuerpo. "El cadáver de Laura presentaba golpes feroces, en varias zonas, con vértebras rotas y fractura de cráneo. La autopsia reveló que había sido violada anal y vaginalmente. Incluso fue hallado semen en su boca. Murió por estrangulaminto, para lo cual utilizaron el cordón de su zapatilla izquierda. Uno de los extremos del cordón estaba atado a una planta. No es un dato menor, porque el escenario es idéntico al hallado en el crimen de Mara Matheu, una adolescente violada y asesinada en Santa Teresita", explicó la hermana de la víctima. La familia de Laura sabe que el imputado y detenido Cuello purgó una pena en prisión por hurto y violación de una menor de edad. Pero al resultar excarcelado, no le asignaron un tutor.
"En esas condiciones, esta persona (de 19 años al momento del crimen) deambulaba por Miramar, pidiendo comida a los vecinos o drogándose con poxirrán. El detalle del cordón es un mensaje, y este joven no tiene la capacidad para hacer algo así. Resultó llamativo que los resultados de ADN estuvieron listos en apenas cinco días", dijo Alicia. Para la hermana de la trabajadora social, "es angustiante que en todo este año no se hayan evaluado otras posibilidades, que surgen claramente de los datos de la causa, porque no se llevaron su computadora, ni la mochila o su cuaderno de trabajo", agregando que "hay indicios de que Cuello fue invitado a participar del crimen, y lo que pensamos es que Laura estaba por denunciar cuestiones oscuras relacionadas a su trabajo".
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