Los investigadores del crimen del ciudadano chino, quien fuera asesinado el último martes en horas de la noche a balazos en el barrio porteño de Balvanera, intentan aclarar su relación con el supermercado, al mismo tiempo que se sigue la pista de unas pastillas de presunto éxtasis que fueron halladas en su morral y en tal sentido, se especula que, al margen de su consumo, pueda estar vinculado a la comercialización de estupefacientes.
Si bien en principio los policías intervinientes indicaron que el hombre asesinado en la esquina de las calles Alsina y Pasco era el dueño del supermercado chino ubicado en la cuadra, los investigadores judiciales aclararon que la víctima recién fue identificada y no está debidamente determinado su relación con el comercio.
Además, trascendió que una mujer -también de nacionalidad china- se presentó el miércoles pasado en una dependencia de la Policía de la Ciudad para afirmar que creía que el sujeto ejecutado a balazos podía ser su hermano. En consecuencia, fue derivada ante efectivos de la División Homicidios, quienes le exhibieron las ropas que vestía el fallecido al momento del hecho y dijo que era él por un cinturón. Más tarde, ya en la Morgue Judicial, concretó el trámite de “reconocimiento positivo” sobre el cadáver.
De esta manera, la víctima quedó formalmente identificada como Yunen Li (de 33 años), quien -de acuerdo a los datos migratorios- vivía en la Argentina desde hace casi 14 años, ya que ingresó al país el 20 de abril de 2004 y su domicilio actual era en la calle Uspallata al 1900 en el barrio porteño de Barracas.
La investigación de este homicidio está a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 8, que era encabezada por el fiscal Fernando Fiszer, pero a raíz de un ascenso a fiscal general de juicio, el caso ahora quedó en manos de su colega Marcela Sánchez. En forma previa, se solicitó una serie de allanamientos que fueron avalados por la jueza en lo Criminal y Correccional 34, Laura Bruniard, a raíz de una serie de pistas halladas en el morral que tenía la víctima en el momento del crimen.
“Dentro de ese bolso, encontramos una importante suma de dinero y unas pastillas en envoltorios de nailon que tienen toda la apariencia de ser de éxtasis y ya están en laboratorio para analizarlas”, sostuvo uno de los investigadores, quien agregó que “en el morral también había varios chips y celulares en desuso y llaves de un auto que está a nombre de quien se presentó como el verdadero dueño del supermercado”.
Además, se concretaron procedimientos, tanto en el comercio de la calle Alsina 2216, como en un departamento de una vivienda lindera de Alsina 2214. Se buscó identificar a todas las personas que allí trabajen y habiten y secuestraron alguna documentación, aunque “no se encontró nada de suma relevancia”.
También fue revisado un auto Volkswagen Vento, que estaba estacionado en el lugar y está a nombre del presunto dueño del comercio, de apellido Chen. Este hombre y su hermana, en una declaración inicial ante los primeros policías que intervinieron en el hecho, dijeron que Li era un ocasional cliente que a veces se acercaba también para “piropear” a las cajeras.
Otros testigos declararon que la víctima trabajaba en el supermercado e incluso que solían verlo en la caja, por los que la Justicia cree que los responsables del comercio pueden estar mintiendo para encubrir a alguien o por temor.
Los empleados del supermercado dijeron que las cámaras de seguridad del local no funcionaban ni grababan, pero desde la Fiscalía pidió secuestrar todos las computadoras del negocio.
“Por ahora no descartamos ninguna hipótesis. Puede ser un ajuste de la mafia china, como se pensó al inicio, o puede ser otra cosa vinculada a esas pastillas de éxtasis o a otro tema”, indicaron los investigadores.
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