El coronel mocoso y atrevido sancionó el Estatuto del Peón de Campo, creó los tribunales de trabajo, extendió las indemnizaciones, incorporó a dos millones de personas al régimen jubilatorio y creó el Policlínico para los ferroviarios.
Fue tan grande la amenaza de ese Peroncito que se decidió la expulsión de su cargo y el encarcelamiento en la Isla Martín García. Luego, por razones de salud fue trasladado al nosocomio militar.
La noticia tardó varias horas en llegar a la zona sur del recién formado conurbano bonaerense. Los principales sindicatos peronistas ni lo pensaron. Convocaron a una movilización para exigir la liberación de su nuevo líder para el 18 de octubre. Las primeras columnas llegaron antes de lo previsto. El 17 los cabecitas negras coparon la capital. El grito de cientos de miles de trabajadores era "sin galera y sin bastón, los muchachos de Perón". Fue la muestra más perfecta de lealtad política alguna vez vista en la Argentina.
El mensaje que baja desde el despacho del secretario general de Presidencia Oscar Parrilli a los movimientos sociales, gobernadores e intendentes de confianza suena desmesurado. El 13 de diciembre tiene que reventar la plaza. Será otro 17 de octubre. El kirchnerismo unido y movilizado debe dar un aviso claro a los jueces y grupos económicos que quieren ver proscripta y presa a la presidenta. Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar.
Es un juego de avisos subliminales. Primero fueron las listas preliminares de importantes personajes con cuentas en Suiza, después el recorte salarial para el juez Bonadío decidida por el Consejo de la Magistratura, ahora quieren un acto multitudinario. No se metan con nosotros porque termina todo mal.
Los problemas de la gente en fin de año son otros. El arbolito, las fiestas, llegar a fin de mes, las vacaciones, sacarle un buen aumento al patrón para el año que viene. El microclima de la Casa Rosada no permite verlo con claridad. Están obsesionados con la guerra desatada con el Poder Judicial.
La citación a declaración indagatoria a Julio Alak cayó como una bomba. Es el primer ministro en ser llamado en actividad, amigo íntimo de la madre de la presidenta y uno de los arquitectos jurídicos de la reforma judicial que implicaba la democratización del Consejo de la Magistratura. En el gobierno interpretan esa citación como una advertencia. Vendrán más y serán pesados.
La lista de funcionarios investigados durante 2014 asustaría a cualquiera. Ariel Lijo procesó al vicepresidente Boudou en la causa Ciccone; Romina Picolotti tendrá que comparecer por sus gastos personales con fondos de la secretaria de Ambiente; Ricardo Jaime está complicado en la causa por enriquecimiento ilícito y podría terminar condenado por la tragedia de Once y, en los próximos días, los hermanos Zacarías tendrán que presentarse ante la jueza Servini de Cubría por el tráfico ilegal de efedrina que roza al entorno presidencial.
La preocupación principal sigue siendo Bonadío. El viernes el magistrado habló con un viejo amigo que hoy trabaja para Daniel Scioli. Al gobernador le quedó en limpio que Cristina es intocable porque es la presidenta y tiene fueros. Pero Máximo Kirchner, no.
Una pista para entender el camino que está tomando la investigación son las declaraciones del sindicalista Luis Barrionuevo, que se quedó sin su paro de fin de año. En 2009 por las cenizas y la gripe aviar no fue un solo vuelo en tres meses a toda la Patagonia pero los hoteles de los Kirchner estaban llenos. Lázaro Báez le compró diez mil camas y nunca se ocuparon.
Máximo habló con su amigo de La Cámpora, Andrés Larroque, para acelerar los fueros parlamentarios de su madre después de 2015. El experimento es reflotar la boleta nacional para elegir merco-diputados. Algunos imaginan una boleta del Frente para la Victoria encabezada por Cristina como candidata a diputada por el Parlasur. A su derecha estaría el elegido para el sillón presidencial, Scioli o Florencio Randazzo. El fuero permite a la persona elegida no ser detenida hasta que venza el mandato.
En los despachos de La Plata más cercanos al gobernador de la provincia de Buenos Aires no ven con buenos ojos esta iniciativa. Creen segura una segunda vuelta. Para ganarla, en diciembre del año que viene ya deberían estar lo suficientemente despegados del kirchnerismo. Hoy Sergio Massa y Mauricio Macri, en todas las encuestas, le ganan el balotaje al ex motonauta.
La presidenta terminó la semana con un claro gesto de desconfianza hacia Scioli. Decidió echar a un histórico del kirchnerismo. Rafael Follonier tuvo que abandonar la coordinación de la Unidad Presidente. El funcionario cometió el pecado de ayudar al mandatario bonaerense con su gira casi presidencial por Uruguay y Chile. Las reuniones que tuvo con Michelle Bachelet y Tabaré Vázquez cayeron mal en Olivos. En la presentación de su libro, Scioli le dijo a un empresario de los medios lo que cae de maduro. "No me quiere nada, pero soy su última esperanza"