El Sumo Pontífice convocó al juez para formar parte de un coloquio sobre narcotráfico que tendrá lugar el 23 y 24 de noviembre, en lo que puede ser considerado como una muestra de apoyo.
En un nuevo acto que incide en la política argentina, el Papa Francisco invitó al juez Daniel Rafecas al Vaticano, luego de la polémica que envolvió al magistrado en los últimos días, en los que recibió un pedido público de remoción en la causa que investiga la denuncia realizada por el fiscal Alberto Nisman antes de su muerte, que involucraba a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner por presunta traición a la patria.

El Sumo Pontífice convocó a Rafecas para formar parte de un coloquio sobre narcotráfico que tendrá lugar los próximos 23 y 24 de noviembre, en lo que puede ser considerado como una muestra de apoyo luego del cuestionamiento público hacia el juez firmado días atrás por importantes políticos, empresarios, periodistas y artistas.

Si bien la invitación venía gestándose hace alrededor de un mes, la invitación formal llegó en las últimas horas, en un gesto que se entiende como de público apoyo al magistrado.

La decisión se materializó a través de una misiva enviada por el canciller del Vaticano, Marcelo Sánchez Sorondo, en la que certifica que Rafecas fue invitado a participar de un coloquio sobre narcotráfico y crimen organizado a realizarse en la Pontificia Academia de las Ciencias, en Roma, que contará con la presencia del Papa y especialistas en la materia de todo el mundo.

Otro gesto que implica el respaldo del Papa a Rafecas, en una situación similar a la que había ocurrido con el magistrado Sebastián Casanello, es que no se descarta una reunión privada entre ambos.

Según trascendió, uno de los motivos de este gesto podría obedecer a que Francisco siente que ambos fueron víctimas de los servicios de Inteligencia argentinos, encabezados por la figura de Jaime Stiuso.

Rafecas había quedado en el centro de la escena por el pedido de remoción de varios sectores del poder que lo acusaban "por manifiesta inconducta" y presunta parcialidad en la denuncia que hizo Nisman antes de morir, que involucraba a Cristina Fernández de Kirchner y al ex canciller Héctor Timerman de un supuesto intento de encubrimiento al atentado a la AMIA.

Su destitución había sido fogoneada por más de 300 miembros de la colectividad judía, así como diversos medios, empresarios, políticos y jueces, entre los que se destaca su par Sandra Arroyo Salgado, ex esposa de Nisman.

Luego de conocida la misiva, el magistrado contó también con el apoyo de varios sectores.

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