En efecto, el diputado nacional
Máximo Kirchner se hizo presente en el Congreso de la Nación, en el inicio de la actividad legislativa, pasado el receso de enero. Y si bien todavía el Parlamento sigue formalmente en receso, los
legisladores comenzaron a recorrer sus pasillos pues hay muchas cosas que deben definirse en las próximas semanas, comenzando por la integración de las comisiones.
En esas discusiones ya participa el hijo de la ex presidenta, que tal cual acostumbran los legisladores del interior, llegó este martes a Buenos Aires y contrariamente a lo dispuesto por las autoridades de la Cámara baja, tomó posesión del despacho que sus pares le cedieron y que el presidente del Cuerpo, Emilio Monzó, pretende reasignar.
En el marco de esa disputa, fuentes del bloque kirchnerista señalaron a DIARIO POPULAR que las autoridades le habrían recriminado al personal de vigilancia haber dejado ingresar al Palacio a Máximo Kirchner. Ninguna autoridad confirmará una orden semejante, que desde el entorno de Héctor Recalde consideraban "insólita", pues el hijo de la ex presidenta ya asumió como diputado y como tal tiene libre acceso.
Resistencia es la consigna del kirchnerismo impuesta para esta coyuntura que los encuentra fuera del poder. Eligieron las plazas para expresarse, y aguardan expectantes el regreso a Buenos Aires de su líder, Cristina Fernández de Kirchner, para reavivar la llama que quieren mantener viva hasta que concluya -suponen- este paréntesis que según el pensador Guillermo Moreno se ha escrito en la historia argentina.
En ese marco tienen expectativas por el efecto que pueda tener en la militancia la presencia de Máximo Kirchner, a la sazón jefe de La Cámpora, que se instalará en el Congreso para cumplir una función que lo tendrá seguramente bajo la lupa.
Y aquí es donde cobra fuerza la insólita polémica por la tenencia del despacho que el bloque K reclama para él y al que las autoridades de la Cámara de Diputados quieren darle otro destinatario.
La explicación oficial indica que cuando se produjo el recambio legislativo, los bloques dieron una asignación preliminar a los despachos que dejaban los diputados salientes. Así fue que el de José María Díaz Bancalari, quien supo ser jefe del bloque, fue heredado por Máximo Kirchner y eso fue lo que se informó a través de intranet. Pero cuando las nuevas autoridades de la casa resolvieron reasignar los despachos, decidieron que debía dejarse de lado la disposición adoptada en 2007, cuando a raíz del triunfo del FpV el kirchnerismo reclamó para sí el tercer piso. Fue así que por disposición de Emilio Monzó, se decidió recuperar ese despacho en refacciones para reasignarlo.
Miembros del bloque FpV-PJ aseguran que "fue un error de Monzó cambiar la cerradura y ponerle una faja sin avisar". El conflicto no ha concluido, señaló la fuente, porque a su juicio cuando el presidente de la Cámara mandó a decir que iba a redistribuir los despachos equivocó el procedimiento. "Si hubiera planteado inicialmente que le entregaran las llaves, hubiese sido conversable; pero el hecho de avanzar con la cerradura y faja enrareció todo", puntualizó a este diario un hombre cercano a Héctor Recalde, presidente del bloque FpV-PJ.
Los kirchneristas rechazan que se plantee una redistribución del espacio en el Palacio Legislativo a través de una suerte de "sistema D'Hont". Advierten en ese sentido que el tercer piso "siempre fue del peronismo, como el segundo corresponde al bloque radical". Y aclararon que no todo el tercer piso estaba en manos del FpV, pues ahí tenían despachos la massista Graciela Camaño y la macrista Patricia Bullrich.
Los kirchneristas reconocen que lo que cambió la distribución del tercer piso fue el Salón Néstor Kirchner, que se armó a partir de la llegada del ex presidente al Congreso como diputado nacional, y la decisión de constituir a su fallecimiento un lugar emblemático de reuniones. Asimismo se armó el comedor del bloque. Eso implica, dicen en el bloque FpV, que "hay un par de espacios que se pueden negociar".
En el tercer piso están los despachos de Carlos Kunkel, María Teresa García, Edgardo Depetri, Andrés "Cuervo" Larroque, Eduardo "Wado" de Pedro, Juliana Di Tullio y el presidente del bloque. Tienen también oficinas el salteño Pablo Kosiner, el ex gobernador misionero Maurice Closs y Máximo Kirchner, el despacho de la discordia.
El presidente de la Cámara pretende recuperar esas dependencias para reasignarla no a un macrista, ni un radical, sino como gesto a José Luis Gioja, el ex gobernador sanjuanino que es vicepresidente primero de la Cámara y ha sido confinado por el kirchnerismo duro a un despacho chiquito del Anexo de Diputados. Y si no es Gioja, a Felipe Solá, vicepresidente tercero y massista, de buena relación personal con Monzó, y con cuya simpatía Cambiemos quiere contar.
Sin embargo los camporistas no se dan por vencidos y la "resistencia" continúa. Como dijimos, ese despacho es retenido aún por el kirchnerismo: jóvenes de La Cámpora se turnan durante el día para permanecer en su interior y evitar que sea recuperado por autoridades de la Cámara. "Están al menos hasta la noche, a veces se quedan también a pernoctar, creo. Seguro que los primeros días se quedaban a dormir adentro", contó una fuente consultada.
¿Cómo pudieron ingresar, si las autoridades cambiaron la cerradura y pusieron una faja? El despacho tiene dos puertas de acceso y sólo cerraron una; no la del pasillo del medio, aclaró un kirchnerista de los que encabezan la resistencia. Por ahí entraron y ahí se quedarán hasta "recuperar" formalmente ese espacio para Máximo, quien como dijimos ayer no solo ingresó, sino que atendió gente en el mismo, donde ya cuenta con escritorio.
Monzó admite que el lugar está "tomado" y, contemplativo, sugiere: "A lo mejor ese despacho es sensible a alguna mística... No tengo problema de que sea de Máximo Kirchner", pero en ese caso advierte que "lo que hay que hacer es recuperar esos metros cuadrados con otro despacho de otro diputado nacional, porque hasta hay autoridades de la Cámara que hoy no están dentro del palacio".
Como se ve, esta historia continuará. Al menos unos días más.
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