A pesar de que crece el rechazo al uso de pirotecnia en las fiestas de fin de año, apenas 18 de los 135 municipios de la provincia lo prohíben explícitamente a través de una ordenanza, según un informe de la Defensoría del Pueblo Bonaerense, que, además, lanzó la campaña de concientización “Fiestas sin pirotecnia”.
Como sucede cada año, en esta época se revive el debate por los riesgos y los daños que provoca su utilización, ya sea por las graves consecuencias que pueden sufrir quienes las manipulan como por el efecto que causa en los animales sus estruendos.
De acuerdo a una encuesta realizada por la Adjuntía General de la Defensoría, un 57% de los consultados cree que la pirotecnia debe estar prohibida, dentro de un escenario en el que el 78% no la utiliza y que el 69% toma recaudos para sus mascotas.
Por ello, desde el organismo reclaman la sanción de una ley que ponga freno al uso y comercialización de fuegos de artificio. Simultáneamente, envió a todas las comunas una recomendación y un modelo de ordenanza para la prohibición de la fabricación, comercialización, almacenamiento, transporte y uso de artículos de pirotecnia.
“Es necesaria una normativa provincial que apunte a avanzar y establecer la prohibición de la fabricación, comercialización, almacenamiento, transporte, distribución y uso de artículos de pirotecnia”, sostuvo el titular de la Defensoría, Guido Lorenzino.
Según el Defensor provincial, esta iniciativa “se motiva en la convicción de que es necesario atacar la problemática de los efectos adversos de los fuegos de artificios desde un abordaje local, con el fin de garantizar la integridad física de las personas, la seguridad de sus bienes, del medio ambiente y de los animales domésticos.
Cabe señalar, que en el mes de setiembre, el Senado bonaerense aprobó un proyecto de ley en esta dirección. La iniciativa, firmada por el senador Norberto García (PJ), fue girada a la cámara baja para que su aprobación definitiva. En Buenos Aires hubo varias iniciativas presentadas para establecer la “pirotecnia cero”, aunque ninguno había logrado avanzar en el ámbito de la Legislatura.
Si bien en algunas comunas existen proyectos de ordenanzas para avanzar hacia la prohibición, que sólo el 13% de los municipios cuenten con normas de este tipo reflejan que “queda un largo camino a la hora de proteger la salud, la tranquilidad, bienestar y seguridad de las personas y de los animales”, tal como precisó Lorenzino.
Entre los distritos que se oponen al uso de fuegos de artificios figuran Florencio Varela, Avellaneda, Berazategui, Berisso, Junín, Chascomús, Lezama, General Alvarado, Bahía Blanca, Coronel Rosales, Coronel Pringles, Bragado, Salliqueló, Rivadavia, San Pedro, Ramallo, Olavarría y Chivilcoy.
En este marco, desde el organismo consideran que la prohibición es la respuesta directa a los problemas que sufren las personas por el uso de pirotecnia, quienes tienen que ser atendidas de emergencia en los hospitales por mutilaciones, fracturas y luxaciones, heridas, lesiones oculares con perforación y penetración de cuerpos extraños, hipoacusia por perforación del tímpano y quemaduras de diversa consideración.
Este panorama se agrava al analizar lo que sucede con los bebés, los ancianos y las personas convalecientes, que soportan con incomodidad y malestar el ruido ensordecedor y la contaminación acústica provocada por estos artefactos.
También las personas con discapacidad e hipersensibilidad sensorial, como es el caso de los autistas, sufren las consecuencias de la pirotecnia: miedo, estrés, palpitaciones, taquicardia, infartos, afectación del sistema inmunitario y, en caso de enfermedad, empeoramiento de la salud del paciente.
En el caso de los animales, la pirotecnia también genera distintos efectos, de diferente intensidad y gravedad. Los animales domésticos suelen sentir temor y al huir pueden ser víctimas de accidentes o extraviarse, así como correr detrás de los explosivos por simple curiosidad pudiendo ingerirlos, perder la vista o lesionarse.
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