El Centro de Atención para Discapacitados Visuales Adultos (CADIVA) de Berazategui brinda desde hace 18 años un servicio de rehabilitación funcional básica, acompañada de talleres terapéuticos, a personas que pierden la visión, o parte de ella, en edad adulta. Esta atención, ambulatoria y gratuita, depende de la secretaría de Desarrollo Social y Comunitario local. El centro municipal de rehabilitación para discapacitados visuales adultos está ubicado en la calle 144 Nº 1284 entre 12 y 13. En la actualidad concurren 50 personas y realizan tratamientos que los ayudan a reintegrarse en la sociedad y afrontar las dificultades que se les presentan en la vida cotidiana.
“En determinada etapa del proceso de pérdida de visión, se acercan a nuestra institución, con un resto visual o sin nada de él, para iniciar la rehabilitación funcional básica”, explican el licenciado en Psicología, Germán Sékula; y la profesora de discapacitados visuales, Ligia Campana.
Como parte de los requisitos, este centro de atención, que en la actualidad cuenta con una matrícula de 50 personas mayores de 16 años, solicita el certificado oftalmológico que declare la condición del paciente, y el trámite o el certificado de discapacidad.
“A cada una de las personas se les diseña un plan de trabajo individual y a medida, teniendo en cuenta lo que nosotros consideramos primordial para su rehabilitación, además de sus intereses y necesidades. Esto hace que cada uno asista a diferentes talleres, en distintos días y horarios, tales como el de música, telar, cerámica, informática, además de las clases de gimnasia y natación”, expresan los profesionales. Algunas de dichas capacitaciones son brindadas por profesores de la secretaría de Cultura y Educación de la municipalidad de Berazategui.
Distintos tratamientos
CADIVA tiene convenios de pasantías con la Universidad Nacional de Quilmes (UNQUI), mediante los que se desarrollan dos prácticas: la rehabilitación funcional básica y la inserción laboral. “Intentamos que las personas que transitan por la institución, en algún momento de su proceso de rehabilitación puedan constituir una salida laboral posible”, explican Sékula y Campana. Existen enfermedades que no llegan a la ceguera y que provocan sólo una disminución visual, que forma parte de lo que es la ceguera legal. Estas personas también tienen acceso a tramitar un certificado de discapacidad, un pase de transporte o una pensión. En la actualidad, CADIVA atiende un mayor porcentaje de disminuidos visuales, entre sus pacientes.
La rehabilitación funcional básica brinda atención psicológica a través de un acompañamiento al proceso de superación del curso traumático o duelo. Muchos de los asistentes tuvieron una visión normal hasta cierto período de su vida en el que pierden o tienen una gran pérdida de la visión.
En Orientación y movilidad se les enseña a orientarse y movilizarse en forma independiente en la vía pública. “Por ejemplo, para tomar algún medio de transporte, con el uso del bastón; los no videntes utilizan bastón blanco; y los disminuidos visuales, verde. Existe esta diferencia para que la persona que brinde su ayuda, sepa que tipo de problema de visión presenta”, subraya Campana.
En Actividades de la Vida Diaria (AVD) se trata de salvar problemáticas cotidianas que se le presentan a la persona con problemas visuales en su hogar. Los profesionales explican que se le enseñan adaptaciones o técnicas para que puedan seguir realizando sus actividades diarias.