Desde la ANMAT explicaron cuáles son los principales problemas que trae aparejado este dispositivo a la salud

Surgió como una alternativa para dejar de fumar, pero algunos especialistas aseguran que puede ser un arma de doble filo. Lo cierto es que el cigarrillo electrónico cosecha tantos adeptos como detractores.

Fue creado en China en 2004, con el objetivo de disminuir el consumo de nicotina, y desde entonces se extendió al resto del mundo. Funciona gracias a una batería que se carga en forma eléctrica y cuya durabilidad depende de la frecuencia con la que el fumador lo use.

Contiene en su interior un cartucho de nicotina con distintos aceites esenciales que le brindan diversos aromas. Al usarlos, despiden un gas transparente que simula ser humo pero que en realidad, es sólo vapor de agua.

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejó el uso por considerar que, por su contenido, puede resultar tóxico y perjudicial para la salud.

En Argentina, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) prohibió en 2011 su importación, venta, comercialización y publicidad en todo el territorio nacional, lo que convirtió a nuestro país en uno de los primeros en adoptar esta medida. La disposición se extiende a todo tipo de accesorios, así como también cartuchos que contengan nicotina.


EL PRINCIPAL PROBLEMA

"No existe suficiente evidencia científica que demuestre que se trata de un producto que ayude realmente a dejar de fumar y que es confiable para el consumo humano sin generar daños en la salud", sostienen desde la ANMAT.

Para la OMS, el uso del cigarrillo electrónico mantiene la adicción a la nicotina y es un riesgo tanto para los consumidores como también para los fumadores pasivos ya que, a largo plazo, puede desencadenar tumores.

"Pese a que los cigarrillos electrónicos no producen el humo de la combustión del tabaco, siguen administrando nicotina y otras sustancias potencialmente perjudiciales para la salud", sostuvo la Dra. Gabriela Torres Cerino, profesora titular de Toxicología de la Fundación H.A. Barceló.

De acuerdo con la especialista, en el vapor de algunos de estos dispositivos se encontraron sustancias que promueven la aparición del cáncer, y productos químicos tóxicos, como formaldehido y acetaldehído.

"Aún no se conoce cuál es el efecto a largo plazo, ya que no se cuenta con estudios clínicos al respecto –precisó la Dra. Torres Cerino- Y entre los riesgos está la posible intoxicación con nicotina debido a la recarga, situación peligrosa si se dejan al alcance de los niños".

"Además, el cigarrillo electrónico está en contra de una de las bases del tratamiento para dejar de fumar actual que es cortar con la conducta gestual de llevar el cigarrillo a la boca", precisó la Dra. María Inés Medin, Coordinadora Médica del Programa para Dejar de Fumar de la Fundación Favaloro y Presidente de la Asociación Argentina de Tabacología.

Desde la ANMAT insistieron en que la decisión más saludable es no fumar ni exponer a otros a los daños que genera el cigarrillo y recomendaron que antes de iniciar cualquier tratamiento se averigüe previamente si el producto que le indicaron está autorizado por el organismo.

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