Palito Ortega, quien acaba de editar su nuevo disco, recordó con mucho aprecio a Sandro y negó una rivalidad con el Gitano, al narrar que compartían oficinas.
En una charla periodística, Ortega desmintió la rivalidad con el Gitano y recordó un encuentro muy afectuoso con Gustavo Cerati.
-¿Por esa época también surge Sandro y se habló de una rivalidad con vos?
-En el imaginario popular siempre va a parecer que son rivales o tal. Sandro estaba en el mismo edificio que yo en la calle Tucumán 1455, yo estaba en el octavo piso, él en el quinto y en el cuarto teníamos cochera los dos uno en frente del otro (risas). Siempre me hacía escuchar la última melodía que estaba haciendo o al revés, íbamos a mi oficina. Sabíamos que eso pasaba y lo comentábamos risueñamente el asunto de la rivalidad.
Teníamos muy claro qué representaba cada uno. El era un cantante muy sexy que se movía como nadie en el escenario y que tenía esa imagen casi del amante latino. No la tenía solo acá, lo vi en Latinoamérica en un montón de países donde coincidíamos. Y tenía una cosa que lo pinta de cuerpo entero como artista: él hacía exactamente lo mismo ante 15.000 personas que ante 150. Había 100 personas y hacía lo mismo. Era muy respetuoso con eso.
Curiosamente en la oficina de él o en la mía siempre teníamos guitarra a mano y nos contábamos alguna melodía, pero nunca cantamos en un escenario juntos. En una oportunidad me dijo que se había comprometido con una sociedad de fomento a hacer un festival a beneficio, si quería ir. Vamos y nos damos cuenta de que se había juntado una gran barra de Sandro y una gran barra mía, y de repente se larga a cantar y empieza una lluvia de monedas. Después empiezo a cantar yo y dele de monedas de su lado. Fuimos gratis, entonces decíamos que juntábamos las monedas y hacíamos una gran diferencia.