El juicio comenzó el 22 de abril de ese mismo año y contó con el testimonio clave de tres testigos que describieron el horror que sufrieron en las catacumbas del terrorismo de Estado y aportaron pruebas decisivas para que los magistrados de la Cámara Nacional de Apelaciones condenaran por violaciones a los derechos humanos a varios de los ex integrantes de las Fuerzas Armadas.
Por el banquillo de los acusados pasaron Jorge Rafael Videla, Orlando Ramón Agosti, Emilio Eduardo Massera, Roberto Eduardo Viola, Omar Graffigna, Armando Lambruschini, Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Lami Dozo y Jorge Anaya, integrantes de las Juntas militares que gobernaron Argentina entre marzo de 1976 y junio de 1982.
Mientras que el tribunal de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, estaba compuesto por los jueces Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, León Carlos Arslanián, Jorge Valerga Aráoz, Guillermo Ledesma y Andrés J. D'Alessio, y Julio César Strassera como fiscal.
La periodista Myriam Lewin y sobreviviente de la ESMA recordó en diálogo con la agencia de noticias Télam que en su declaración, que se prolongó por más de cuatro horas, sintió "la mirada de los comandantes en la espalda", mientras daba testimonio de frente a los magistrados.
"Recordemos en el contexto en el que se produjo el Juicio. La amenaza del golpe estaba allí, todo el tiempo y nosotros, los testigos estuvimos muy expuestos. Los represores estaban libres y negaban todo; no había existido la ESMA ni los 'vuelos de la muerte'; los militares decían que nosotros habíamos colaborado con ellos, y que los desaparecidos estábamos en Europa", repasó.
Lewin contó que los testigos que declararon en el juicio a las Juntas tomaban precauciones antes de concurrir a las audiencias, como dormir en otro domicilio antes de declarar y no viajar solos antes y después de declarar.
"Siento que ese juicio marcó un punto de inflexión en la historia argentina para que se conociera la verdad de lo que había pasado. Gracias a ese proceso oral, el país se convirtió en una referencia en políticas de derechos humanos y sostenimiento de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia", señaló la actual directora de la Defensoría del Público.
Carlos Muñoz, otro sobreviviente de la ESMA que testificó durante siete horas, sostuvo que “el juicio tuvo una significación más política que jurídica. No estuve de acuerdo con muchas de las condenas y con las absoluciones. Pero lo fundamental pasó por difundir todo lo que había pasado. Eso fue lo más importante. Lo que dijimos era la verdad".
Muñoz recuerda que las audiencias se desarrollaron en una sala amplia, con gente que fumaba y la mirada atenta y amenazante de los militares hacia a cada declarante.
Por su parte, Miguel Ángel Dagostino, otro de los testigos de este juicio afirmó que "desde los últimos años de la dictadura venía declarando en organismos, y en la instrucción de este juicio lo hice ante un tribunal militar. Tenía 24 años, había estado en el centro clandestino de Atlético y pensé que íbamos a participar de un juicio simbólico, en el cual se dieran algunas condenas y todo quedara allí".
El 9 de diciembre, Videla y Massera resultaron condenados a reclusión perpetua con destitución; Viola, a 17 años de prisión, Lambruschini a 8 años, y Agosti a 4 años y 6 meses de prisión; todos con destitución, en tanto que Graffigna, Galtieri, Lami Dozo y Anaya fueron absueltos.
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