Se cree que el juego de la Oca se inventó antes del siglo XI. Sin embargo, llegó a tener gran auge como juego durante el reinado del emperador español Felipe II. El mecenas italiano, Francisco de Médici, le regaló a Felipe II un tablero y dados del juego.
El juego de la Oca sustituyó prácticamente al ajedrez en las cortes europeas, siendo un preciado regalo de intercambio entre los nobles. Otra investigación indica que el descubrimiento del Disco de Phaistos, en 1908 en las ruinas del Palacio de Creta, en Grecia, abrió una nueva posibilidad sobre los orígenes del juego. El Disco de Phaistos pertenece al período Minoico Medio III y por su antigüedad se estima que está comprendido en el intervalo de 1580 a 1700 a.C. Consiste en un disco de arcilla, de aproximadamente 16 cm. de diámetro y 2,1 de espesor. Sus dos caras contienen sendos espirales, que están divididas en 30 y 31 casillas, en las cuales aparecen diversos dibujos, entre los que se pueden apreciar la figura de 8 pájaros, que bien podían ser ocas. Los jeroglíficos representan personajes tales como hombres, mujeres y niños de cuerpo, cabezas desnudas y con cascos; animales como peces y aves; plantas con flores y espigas , y objetos diversos tales como recipientes, armas y barcos. Otra corriente de investigación atribuye su origen a los templarios, los cuales usaban en sus ratos de ocio en Jerusalén las conchas del Nautilus, al cual le asignaran, aparte del componente lúdico, un mensaje criptográfico, que sólo determinados miembros de la Orden eran capaces de descifrar. La concha del Nautilus tiene 63 espacios, que quizá sean el origen de las 63 casillas del juego. Los Templarios eran los guardianes de los Lugares Santos de Jerusalén, así como de los caminos que conducían a los mismos. Esta labor de custodia se extendió al Camino de Santiago, por entonces aún en manos de los musulmanes, en muchos de sus tramos en la Península Ibérica. El Juego de la Oca es un mapa simbólico cifrado del Camino de Santiago, donde los Templarios y Compañeros Constructores marcaban los lugares que tenían una determinada significación. Es un jeroglífico, donde los símbolos eran conocidos por los iniciados de la Orden, y que permitía un entendimiento a todos los caballeros de la Orden independientemente del idioma de cada uno. Es decir que el Juego de la Oca era la Guía del Camino. Los Templarios eran monjes y soldados y compartían los mensajes ocultos con el gremio de Compañeros Constructores, que realizaban las catedrales y monumentos, dejando los símbolos que reconocían los Templarios y marcaban las ubicaciones que figuraban en el Juego de la Oca. En este juego pueden participar entre dos y cuatro personas, de cualquier edad, y para su práctica se necesita un tablero, un cubilete, un dado y fichas de colores diferentes para cada uno de los jugadores. El objetivo es que resulte ganador aquel jugador que llegue en primer lugar a la última casilla, sorteando todas las premisas e indicaciones que aparecen en cada casilla. Antes de iniciar el juego cada participante debe colocar su ficha en la casilla número 1, y batir el cubilete. Comenzará a jugar quien hubiere sacado el número más alto. En caso de empate, los jugadores igualados deberán repetir la acción. El jugador que inicia el juego tirará una vez, y avanzará las casillas que el dado le indique y esperará su turno. Puede ocurrir que la ficha caiga sobre determinadas casillas, y entonces habrá que actuar de acuerdo a las indicaciones de cada casillero.