San León I Magno, papa del 440 al 461. Gobernó la Iglesia en plena decadencia del Imperio Romano. Se hizo legendario por haber conseguido convencer al temible jefe de los hunos, Atila, de que no entrara en Roma. No pudo tanto con el jefe de los vándalos, Genserico, que entró en Roma con sus hordas y la estuvieron saqueando durante catorce días. Pero consiguió que respetasen a la población. En política eclesiástica, luchó contra las herejías de Eutiques y de Nestorio; intervino en la Galia contra el obispo de Arles; en Hispania sacudió la apatía del clero; en el Norte de Africa defendió la unidad de la Iglesia bajo la autoridad del papado. Brilló este santo papa más que por su sabiduría (es la época de los grandes doctores de la Iglesia: Jerónimo, Ambrosio, Agustín), por su pragmatismo. Las Sagradas Escrituras eran para él la gran fuente de inspiración. Su fiesta es el 1º de marzo. Hasta León XIII alcanza la lista de papas con este nombre, de los que cuatro más alcanzaron el honor de los altares. San León II (fiesta el 3 de julio); San León III (fiesta el 12 de junio); San León IV (fiesta el 17 de julio); San León IX (1049-1054), a quien tocó en suerte una época cuajada de problemas, que supo afrontar con sabiduría y firmeza (su fiesta, el 19 de abril). En cuanto a los demás papas, son de destacar León X, cuyo papado coincidió con el tormentoso reinado de Enrique VIII en Inglaterra; y León XIII (1878-1903) que tuvo que posicionarse respecto a las nuevas doctrinas que surgieron en Europa. Se hizo célebre por sus encíclicas.