No fue fácil, ni rápido. Los vecinos pasaban por la imponente entrada del Cosmopolita y lo veían dormir, lejos de lo que alguna vez había soñado su fundador, Don Miles Mathinson, gerente General de la Cervecería Biecker.
Allí, en Pasaje Adrogué 186, la preocupación por un espacio que fue de uso popular y que se encontraba ilícitamente en manos privadas creció hasta llegar a oídos de los integrantes del CAEPP, que prestaron su colaboración para lograr su recuperación.
Un lustro"Durante el año 2009, a través de una actividad nos interiorizamos de la expectativa que tenían los vecinos por recuperar definitivamente el teatro, el cual se encontraba usurpado y administrado por sucesivas organizaciones y particulares en beneficio personal. Los vecinos tenían el sueño y la necesidad de contar con un espacio que nos permitiera reunir y compartir un mismo sentir con los actores sociales y de la cultura de la zona", recordó el coordinador general del proyecto, Raúl Ramírez.
A partir de la acción y la preocupación de los vecinos de Llavallol, comenzaron un trabajo de campo mediante el cual comenzaron a florecer las posibles iniciativas y propuestas culturales para devolver al Cosmopolita a la gente.
"Como primera medida empezamos a juntar firmas. Para nosotros convocar a los vecinos era importantísimo para la recuperación de teatro. Reunimos alrededor de dos mil firmas con la intención de poder recuperarlo. Es fue así que durante el 2010, acercamos la propuesta de recuperación del Teatro Cosmopolita a la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires", relató el coordinador.
Para la genteDesde las primeras acciones, en 2009, hasta la recuperación definitiva, en 2014, pasaron cinco largos años en los cuales la esperanza creció y los sueños se multiplicaron.
En este sentido, Ethel Fernández, vecina del barrio, destacó: "Los chicos hicieron un trabajo hermoso conteniendo a los que estaban más ansiosos y canalizando las ganas de aquellos que queríamos hacer algo y no sabíamos cómo. Hoy tenemos un lugar nuestro, de los vecinos, y que no nos lo sacan nunca más".
Hoy, el Teatro Cosmopolita tiene mucho por delante. Mientras se dictan talleres y actividades gratuitas, se sueña con la refacción edilicia del espacio. A pesar de sus limitaciones, funciona tal y como se lo soñó por primera vez: para los vecinos.