De tal palo, tal astilla”, reza el dicho popular. Y Fran Arreguy está haciendo honor al mismo. El hijo de Francisco, otrora exitoso jockey platense y actual cuidador, ya es una de las esperanzas del turf platense. Aprendiz de moda en el Sur, sabe convivir con la presión del apellido, asume con naturalidad las comparaciones y celebra su gran presente.
“Esto es algo que siempre soñé. Muy contento por este momento”, comenta el jinete de 19 años que comenzó a correr a fines de noviembre y en tres meses lleva ganadas casi 30 carreras, poco más de una decena de ellas con caballos entrenados por su famoso padre.
La comparación, con su progenitor, resulta inevitable. “Antes de salir a correr todos me comparaban, en la escuela me decían que hiciera las cosas bien que siempre va a estar la comparación. Yo tranquilo, se que mi viejo fue un buen jockey pero uno es diferente y trato de hacer las cosas lo mejor posible. No me genera presión el apellido. Obvio que sabía que iba a ser así”, explica con inusual madurez para su edad.
¿Qué consejos le da el popular Vasco? “Que sea respetuoso y laburador”, confiesa el pibe que pese a tratar de poner algo de distancia para bajar las altas expectativas, tiene muchas cosas en común con su cercano espejo. Por ejemplo, el hipódromo en el que piensa hacer carrera: “Al igual que mi papá, me gustaría identificarme con La Plata, porque uno es de acá y es más lindo, más allá de que también estoy ganando en los máximos”. Otra coincidencia: “Soy alto pero liviano. Me gustan la cortas y, como a mi viejo, correr adelante”, reconoce al describirse ante DIARIO POPULAR.
Ganar siempre es especial. Ahora hacerlo con un ser querido, tiene un sabor distinto. “Papá me da una mano grande, me confía caballos de caballerizas prestigiosas y eso te abre las puertas para que te vean otros cuidadores”, destaca y a la vez elogia a los jockeys de renombre del Bosque: “Son muy humildes y educados”.
“¿Sueños? El primero fue salir a correr y después todo vendrá solo. Hacerme jockey y ganar un Grupo Uno como sueñan todos, pero ya estar corriendo es algo muy lindo”, confió el aprendiz. Hijo e’ Tigre...
El fútbol le gustaba tanto como los caballos. Al final le dio más pelota al turf. Y hasta ahora, la clavó en el ángulo. “Soy hincha de Boca. Estaba por jugar al fútbol o entrar en la escuela. Jugaba en un club platense que se medía contra equipos grandes. Llegué hasta quinta pero me decidí por los caballos. Ese fue mi golazo”, acepta Fran con una sonrisa y la seguridad de quien eligió bien. ¡Qué jugador!
La verdad que a Fran lo veo mejor de lo que esperaba porque le faltaba fogueo cuando empezó. Hasta ahora ha hecho un trabajo bárbaro y me genera orgullo su presente. Esto no es fácil y ya le han dado montas cuidadores como Etchechoury y Pellegatta. Roberto me dijo “el pibe va a andar bien porque es educado y hace caso”. Puede tener un error como cualquiera, pero es autocrítico y está muy metido en esto. Es tranquilo y muy buen largador. ¿La comparación? Ojalá que le vaya mucho mejor que a mí. Yo siempre le recalqué que hay que laburar en esto y así lo entendió; está todos los días en la cancha, con lluvia o con sol. Con caballos míos salió de perdedor en La Plata, San Isidro y Palermo, y es una alegría doble. Ha ganado lindas carreras de desarrollo en el disco y debe seguir así”.
(*)Ex jockey, actual cuidador y papá de Fran
Por Fabricio Abatte.