Tradicional, serena y con el espíritu único de las localidades santiagueñas, Añatuya es otra de las posibilidades para conocer las peculiaridades de estas latitudes que se presentan agrestes e impactantes.

Un relieve casi plano, cubierto con una escasa vegetación que resiste a las condiciones del clima, se extiende hacia un horizonte infinito que sólo se interrumpe por la presencia de algunas arboledas. Estas postales se completan con algunos bañados que convocan a numerosas especies de la fauna autóctona.


Avistajes de aves , caminatas por las costas y la posibilidad de tener las imágenes más apasionantes con un safari fotográfico, son algunas de las alternativas para encontrarse con la belleza y la naturaleza de esta maravillosa región..


A estas posibilidades se suman los paseos urbanos, descubriendo edificaciones como la Catedral y la antigua estación del ferrocarril, y la no menos atrapante visita a la casa en la que viviera el poeta Homero Manzi.


Pero esto no es todo, las celebraciones y fiestas populares se suman a la cartelera de Añatuya para hacerla más atrapante y convocante. Uno de los espectáculos más importante es el Festival Santiagueño de la Tradición, música, danza y comidas típicas confluyen en noches que rescatan las raíces y costumbres bien argentinas.


Añatuya y sus pantanos


La zona de Añatuya está formada por pantanos de poca profundidad que son el hábitat de una rica fauna, especialmente de aves como garzas, caranchos y cisnes.


Los bañados de Añatuya se mantienen por las crecientes del río Salado y permanecen en zonas bajas y de suelos arcillosos. Los desbordes del arroyo Saladillo, afluente del río Dulce, producen uno de los más bellos y extraños paisajes de la provincia de Santiago del Estero.


Grandes extensiones de campos, poblados de altos y deshojados árboles, se multiplican hasta el horizonte y sirven de soporte para nidos de garzas y otras especies de aves locales.


Los bañados del Saladillo, quizás más que los famosos de Añatuya, constituyen un espectáculo estremecedor y cautivante a la vez, que merece una visita a esta región muy poco frecuentada.


Los grandes espejos de agua se cubren de vegetación lacustre en épocas de sequía, y sobre la ruta nacional 34 hay varios puentes que los lugareños utilizan para pescar.


La ruta se eleva en terraplén dejando puentes cada 200 metros que permiten el drenaje de las aguas. Aquí se ubican los lugareños para pescar bogas, bagres y sábalos. El lugar tiene una rica avifauna, destacándose las garzas blancas.


El área concentra un alto potencial económico al dedicarse al cultivo de algodón.


Más adelante cruzando el río Salado, que desplaza entre abundante vegetación haciéndolo inaccesible desde sus orillas. Se entra a una zona de viviendas humildes. Entre éstas, donde actualmente funciona una escuela, nació el 12 de noviembre de 1907, el poeta Homero Manzi.

Como la garza blanca grande y la garza blanca chica, conviven armónicamente en los bañados.


También hay flamencos que se concentran en grandes grupos y dan un toque de llamativo color al paisaje. Estas aves suelen ser desconfiadas y se alejan de la gente.


Otra localidad pequeña para conocer, también conocida como Villa Loreto, del interior santiagueño, famosa por la calidad de sus tejidos artesanales y por su iglesia consagrada a la Virgen de Loreto, patrona de los aviadores.


El edificio actual del templo fue construido en 1910, y reúne a una gran cantidad de fieles durante la fiesta de la Virgen el día 10 de diciembre.


Villa Ojo de Agua es capital del departamento homónimo, un área de importante desarrollo agropecuario donde la cría del ganado caprino tiene un papel preponderante.


Situada sobre la ruta nacional 9, que sigue el trazado de lo que fue el Camino Real del Alto Perú, es una población encantadora de aproximadamente 5.000 habitantes.


Tiene una plaza principal con una bella iglesia de aires coloniales y una reconocida tradición artesanal en la que se destacan los trabajos en cuero, como los lazos, los cintos y las sillas de montar.