Es común que las mujeres repitan un mismo error: ser seducidas por el hombre que no es el ideal. El hecho de ser una decisión que no se tome en forma consciente es fundamental para encontrar una explicación a este comportamiento. Es algo que lleva un poco de esfuerzo comprender.
Las mujeres parecen no ser muy buenas interpretando las señales, al menos en lo que a hombres se refiere. ¿Cómo sino se explica que tantas solteras se enamoren una y otra vez de quien no deben? Si bien los especialistas aclaran que no se puede generalizar y decir que todas las mujeres se enamoran de quien no deben. No les pasa eso a todas. Las demás, en vez de preguntarse por qué siempre se enamoran de hombres inadecuados, deberían plantearse qué es lo que hace que no fuesen los adecuados.

Cuando se está buscando una pareja estable, el típico hombre que siempre tiene ganas de fiesta puede que no sea la mejor opción. Las mujeres no deberían hacerse esperanzas cuando un hombre no da señales de vida durante semanas y, cuando lo hace, es sólo para una cena íntima en su casa y por mensaje de texto. Pero, desgraciadamente, este conocimiento no sirve de mucho cuando se ha encontrado a un supuesto hombre perfecto. Y se está convencida -aunque casi no llame o todo indique que no quiere compartir su vida con nadie por el momento- de que es el hombre de su vida.

De quién una mujer se enamora, no es una decisión que se tome conscientemente. Los responsables del enamoramiento son algunos procesos que se ejecutan en el cerebro y que se suelen denominar "química". Esto plantea la pregunta de por qué deja nuestro cerebro que nos enamoremos de hombres que no nos hacen ningún bien.

La hipótesis de que este comportamiento se debe a la infancia, es una de las muchas que se encuentran cuando se trata de este tema. A menudo se lee que los niños con padres separados luego tienen más miedo a comprometerse en una relación o que, por el contrario, buscan desesperadamente una pareja perfecta para toda la vida. Y, si se siente una gran admiración por el padre, es lógico que en el futuro sólo sea lo bastante bueno para esta persona alguien a quien quiera y admire de una forma parecida.

Los padres influyen, nada viene del cielo así como así. En psicología se llama aprendizaje observacional. Y es precisamente esta forma de aprendizaje la que explica por qué las mujeres se enamoran tan a menudo de hombres que en realidad no son nada para ellas. Las experiencias vividas en algún momento con hombres, ya sean con el propio padre o con ex parejas, siembran un patrón en el cerebro. Allí son percibidas como algo familiar y valoradas como algo a lo que no hay necesidad de temer, afirman especialistas en la materia.

Si alguna vez un hombre, ya sea el padre o una de las parejas idealizadas, la priva de su amor, el cerebro guarda este patrón como algo conocido. Independientemente de si la experiencia fue positiva o negativa. Lo conocido está clasificado en el cerebro como algo seguro y, de esta forma, no ve conscientemente nada en contra de ese hombre que se comporta exactamente igual que el anterior que había decepcionado.

"Aunque la realidad nos haya hecho daño más de una vez, tendemos a hacer aquello a lo que estamos acostumbradas como si se pusiese el piloto automático: ir detrás de quien nos rechaza", aclaran especialistas en la materia.

Que el cerebro guarde lo conocido como algo positivo es, en principio, muy útil. Por ejemplo, al conducir llega un momento en el que uno deja de preocuparse por el cambio de marchas porque sale de forma automática. Pero, cuando inconscientemente se llega a percibir el rechazo y la búsqueda desesperada de amor como algo positivo, entonces sólo hay una cosa que hacer: tomar conciencia de qué es lo que realmente queremos.

Dar una oportunidad a los hombres que normalmente no le llamarían la atención es una de las recomendaciones; esto al principio hará que una se sienta insegura, porque este tipo de hombre no es el habitual, que percibimos como seguro. El cerebro puede aprender que las nuevas cualidades son mucho mejores. La mente necesitará tiempo para guardar positivamente las diferencias de este nuevo hombre, porque los viejos patrones y hábitos no son fáciles de reemplazar y, al principio, están todavía muy presentes. Hacer a un lado los viejos hábitos a favor de los nuevos, es muy difícil para el cerebro.

Todo esto no es fácil, sin dudas será un proceso largo y difícil. Pero cuando se reordenen las ideas y deseos para el futuro y se piense qué tipo de pareja es la que se quiere tener a su lado, tiene lugar un proceso muy positivo. Después de todo, se trata de una misma y de cómo se puede lograr la felicidad. Este pensamiento debe ser mucho más importante que el supuesto hombre ideal, que viste bien, tiene un irresistible encanto, manos de artista y que, al final, no nos puede hacer felices.

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