Su nombre vulgar es zinnia, rosa mística o flor de papel, y el
nombre científico desde 1759 es Zinnia elegans, en honor a su
descubridor Johann Gottfried Zinn, un botánico alemán. Es una planta
originaria de México, anual o de temporada.
Su altura varía mucho ya que las zinnias enanas no exceden los 15 cm. de altura mientras que las otras pueden alcanzar los 90 cm. Son plantas de hojas ovales, opuestas, ásperas, de color verde oscuro. Sus flores son de colores muy variados que van desde el blanco, crema, verde, amarillo, melocotón, naranja, rojo, bronce, púrpura, lila y carmesí, además pueden presentar rayas, motas o ser bicolores.
Las zinnias pueden tener flores “pompón” dobles, semidobles y parecidas a las dalias. Su floración es desde comienzos de verano hasta bien entrado el otoño. Es una planta ideal para el verano porque su floración es muy colorida y abundante. Se pueden plantar en grupos, macizos, canteros y borduras.
A las Zinnias les agrada estar a pleno sol, aunque resisten la media sombra. No toleran las heladas y necesitan un suelo bien drenado. Necesitan suelos ricos en nutrientes, por eso es necesario enriquecer la tierra con materia orgánica como turba, estiércol descompuesto o mantillo.
Necesitan un riego cada dos o tres días y no conviene mojar las hojas durante el riego. Es conveniente suministrarles abono con el riego, para plantas de flor. Para que se reproduzcan con más fuerza, hay que quitarles las flores marchitas. Conviene cortar el tallo lo más bajo posible, así florecerán más. La mejor forma de multiplicarlas es por semillas durante la primavera.
Si existen riesgos de helada, será necesario utilizar un acolchado o una protección plástica para evitar la congelación de las semillas. Germinan entre 5 y 7 días a 21-23ºC. Sus raíces son muy sensibles, por lo que hay que tener especial cuidado cuando se las trasplante. Florecen a los 50-60 días después de la siembra.
En tanto que los pensamientos, también conocidos como Trinitaria, cuyo nombre científico es Viola, son híbridos de origen hortícola, vivaz, bianual o anual, según clima y cultivo, que alcanzan una altura de entre 10 y 30 cm. Producen abundantes flores constantemente durante el verano hasta el invierno, dependiendo de la variedad, y de colores diversos. Se pueden disponer en el jardín en macizos o en macetas, al sol o semisombra. Pueden llegar a soportar heladas, aunque no demasiado intensas. Necesitan un sustrato
bien drenado y rico en humus. Se plantan en primavera y también en otoño. La tierra debe estar siempre húmeda y el riego debe ser frecuente. Se desarrolla mucho mejor en tierras abonadas y sueltas, como la mezcla de mantillo y arena. Se multiplican por división o semillas. La siembra de cultivos de floración debe hacerse en verano.
Para aprovechar mejor la siembra conviene plantarlas en el lugar donde florecerán durante la primavera o fin del verano, o comienzos de otoño. Hay que plantar a 3 mm. en profundidad, formando hileras, dejando un espacio de 30 cm. entre las hileras.
La Prímula vulgaris, conocidas popularmente como primavera, prímula u orejas de oso, es una planta perenne, provista generalmente de hojas dentadas, arrugadas, más claras por la cara inferior. Sus flores, compuestas por cinco pétalos y sostenidas sobre un pedúnculo y en penachos, son amarillas, blancas, rosa, violeta y rojas. Esta especie posee dimorfismo floral, es decir que hay especímenes cuyas flores poseen un estilo largo y los estambres cortos, y otras que poseen flores con estilo corto y estambres largos. Sólo el polen de las primeras puede fecundar a las segundas y viceversa, de manera que flores de un mismo pie no pueden autofecundarse. Existen distintas variedades con flores bicolores muy originales. Mezcla de rojo violeta con centro amarillo, rosa carmín con centro amarillo, rosa pálido con centro amarillo y amarillo con borde rojo. Todos muy matizados. Otras tienen flores grandes, de colores puros con el centro amarillo. Tienen una buena gama de colores como el azul, amarillo, rosa, escarlata, blanco y mezcla de los anteriores. Ambas alcanzan una altura de15 cm. Conviene plantarlas en zonas de media sombra. Son ideales para lugares sombreados, junto a cursos de agua. No toleran los ambientes secos. Necesitan un riego regular y el buen drenaje es fundamental para que no se acumule agua en exceso. En el caso de que el suelo sea muy arcilloso, será necesario aportar mantillo, turba o estiércol y un poco de arena.
Tips Si dejamos un bonsai cerca de la ventana, hay que estar atentos a que el sol no le dé a través de los cristales. Estos pueden potenciar los rayos y quemar las hojas. ¿Un buen fertilizante?
La gelatina de cualquier sabor es un fertilizante natural para las plantas. Posee nitrógeno y azúcar, sustancias que harán que las flores crezcan sanas y hermosas.
4 cebollas, 2 dientes de ajo, 2 cucharadas de pimienta roja y 2 de jabón en polvo, licuados en medio litro de agua, servirá para rociar las plantas y mantenerlas libres de insectos.
La arena ideal para utilizar en el jardín es la de río. No conviene utilizar la arena de playa en jardinería porque contiene mucha sal y podría dañar a las plantas.