Rica en nutrientes y considerada como mejor reemplazante de la carne, la legumbre venerada en Oriente se sumó desde hace rato a la mesa argentina. Sus múltiples propiedades inciden notablemente en nuestro organismo. Por qué se convirtió en un alimento esencial para grandes y chicos.

Se sabe que la soja se cultiva en China desde hace más de cuatro mil años y que recién en los últimos años, su consumo y sus derivados comenzaron a tener preponderancia en los países europeos. Lo evidente es que hoy todos la distinguen como la legumbre más completa en relación al resto, tanto por su calidad como por la cantidad de nutrientes que aporta y la importancia de éstos para la salud.

Es que el alimento oriental que supo ser por mucho tiempo como una gran desconocida, acotada al vegetarianismo y a sociedades concretas, hoy se acerca a la cocina latina y comienzan a conocerse y difundirse sus bondades y propiedades, como ingrediente en alimentos de consumo habitual.

Lo más importante, además del cambio de paladar y de hábitos es saber que la semilla de soja está compuesta principalmente por proteína y aceite. El resto de su composición son hidratos de carbono y ceniza.

Su riqueza proteica la convierte en una buena sustituta de productos cárnicos, por ser ésta de muy buena calidad y por aportar aminoácidos esenciales.

Sin embargo, también se destaca porque en su composición se encuentran elementos tan interesantes para la salud como los isoflavonas, la lecitina, ácidos grasos esenciales o fibra.

De este alimento, además, pueden obtenerse multitud de derivados, como el aceite de soja, salsa de soja, brotes de soja, el tofu, la bebida de soja, tempeh, miso, etc.

Numerosos estudios han demostrado los beneficios de la soja y se le asignan propiedades sobre la salud, como la de ser fuente de proteínas en la alimentación, prevenir trastornos cardiovasculares, aliviar los trastornos de la menopausia por la acción de las isoflavonas y los fitoestrógenos, prevenir la osteoporosis en la mujer o reducir la tasa de glucosa sanguínea.

A pesar de las investigaciones que hacen referencia a los beneficios de esta semilla, hay muchas fuentes que discuten sus propiedades y discrepan sobre los resultados, discutiendo fundamentalmente las características de su siembra y cosecha.

Sin embargo, en general, la soja es reconocida por ser la legumbre de mayor cantidad de proteína. Pero se destaca también por la gran calidad de dicha proteína, prácticamente equiparable a la de la carne. Además, la soja es la planta leguminosa que más proteína utilizable produce por hectárea.

Por lo general, las proteínas provenientes de los alimentos de origen vegetal tienen un bajo contenido de aminoácidos esenciales. La soja, en cambio, contiene estos aminoácidos en cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de un adulto normal.

La proteína de soja presenta gran estabilidad al calor, lo que le permite resistir la acción a temperaturas más elevadas y trabajar con sus derivados fácilmente en la cocina. Esta porción de soja cobra suma importancia en las dietas vegetarianas, y en las personas que desean obtener una alimentación saludable libre de grasas saturadas y de proteínas de origen animal.

Qué son las isoflavonas

A través de estudios epidemiológicos se ha establecido una estrecha asociación entre la elevada ingesta de alimentos de origen vegetal y la baja incidencia de enfermedades crónicas. Entre ellos las isoflavonas, que forman parte de un grupo mayor de fotoquímicos, llamados flavonoides y que se encuentran en una gran variedad de vegetales, pero especialmente en la soja.

Las isoflavonas son un estrógeno vegetal, de estructura similar a la hormona sexual femenina (estrógeno). Su acción sobre el cuerpo humano es más débil que la de la verdadera hormona, pero no obstante han demostrado ejercer efectos biológicos en las mujeres de gran importancia para la salud.

Las semillas de soja son la mejor fuente de genistina y daidzeina, isoflavonas fotoquímicas, que han demostrado una menor incidencia de enfermedades cardíacas y con un menor riesgo de padecer cáncer, además de presentar efectos positivos sobre los huesos y los síntomas y los síntomas posmenopáusicos.

La sabiduría oriental va contagiando a todo Occidente. De hecho, los habitantes de países asiáticos que consumen una dieta tradicional incluida la soja, son mucho menos propensos a padecer enfermedades cardíacas, cáncer de mama y de próstata, fractura de cadera derivada de la osteoporosis.

Contacto

Registro ISSN - Propiedad Intelectual: Nº: RL-2021-110619619-APN-DNDA#MJ - Domicilio Legal: Intendente Beguiristain 146 - Sarandí (1872) - Buenos Aires - Argentina Teléfono/Fax: (+5411) 4204-3161/9513 - [email protected]

Edición Nro. 15739

 

Dirección

Propietario: Man Press S.A. - Director: Francisco Nicolás Fascetto © 2017 Copyright Diario Popular - Todos los derechos reservados