En tiempos de modernidad, donde las relaciones suelen ser más flexibles y dinámicas con respecto a otros momentos, las parejas transforman la vida personal de cada uno de los individuos y los lleva a compartir tiempos y espacios que antes estaban destinados para uno solo.
El psicólogo Martín Estrada, que es especialista en vínculos amorosos, sostiene que “existen dos momentos claves en las parejas actuales que configuran el futuro inmediato: uno es la presentación a los padres y el otro es la primera gran pelea”.
Más adelante, agrega sobre esto que “Ambas situaciones, pueden ocurrir entre los primeros nueve meses de relación y son determinantes para establecer la durabilidad del vínculo”.
Los primeros meses son idílicos: “Sea cual fuere el momento o el lugar de conocimiento, los primeros ocho o nueve meses de pareja son casi perfectos. Es la parte del enamoramiento en la cual sólo se rescatan los aspectos positivos de la otra persona y se tiende a proyectar e imaginar situaciones o reacciones del otro de manera positiva”, dice el especialista.
Además, explica que “La idealización es cuando ponemos expectativas suficientes como para que lo que imaginamos nos haga sentir realizados y con ganas de seguir la relación”.
Sin embargo, la presentación con los padres puede ser un punto de partida hacia el conflicto o la consolidación: “Hoy en día, este momento no tiene la misma formalidad que tenía años atrás. Hoy es común que los padres conozcan varias parejas de sus hijos, algo que no era bien visto en el pasado”, sostiene Estrada.
“Si bien no tiene la misma formalidad, no deja de ser importante y sentar un precedente acerca de la importancia o relevancia que se le otorga a la pareja”, añade el especialista.
“Luego de la presentación, es muy común que aparezcan esos momentos donde se rompe lo idílico del enamoramiento y aparecen las primeras discusiones o replanteos acerca de qué es la pareja”, puntualiza.
Según el experto, otro momento crucial en la pareja es la primera gran pelea: “Luego de este escenario, que aparece entre los ocho y nueve meses de noviazgo o relación, se rompe el enamoramiento que se establece alrededor de la otra persona y comienzan a notarse los defectos tanto físicos como de personalidad”.
“Más allá del tema o sujeto de la discusión, los tiempos posteriores son claves para afianzar la pareja o terminarla, ya que el rompimiento de la situación idílica expone a las personas a tener que repensar si la pareja es lo que realmente las mueve”, agrega.
Si bien no todas las parejas son iguales y no se discute siempre por lo mismo, el especialista encuentra un patrón de diferencias entre quienes lo consultan: “Ideología política o de crianza, puntualidad, celos, gustos estéticos, dinero o proyectos a futuro son los disparadores más comunes que se presentan en las primeras disputas”.
Una discusión de pareja es una situación cotidiana porque en la convivencia con las personas más cercanas es cuando surgen las diferencias de opinión y de criterio.
Además, una discusión de pareja permite conocerse mejor a sí mismo y al otro. De hecho, en situaciones de este tipo también se puede observar si ambos pueden llegar a ser compatibles.
Por ejemplo, ante las faltas de respeto graves conviene tomar medidas y plantear la ruptura porque el amor no es destrucción sino esperanza.