El querido Guinzburg y el conductor que tomará su lugar.
Wainraich se juega en
La Biblia y el Calefon
El comediante fue el elegido de Andrea Stivel, la mujer de Jorge Guinzburg, para reemplazarlo. Confiesa el miedo ante el debut, que se vera esta noche, y afirma que la idea no es hacer una copia del ciclo original
Por Luly Vitcop
Cuando murió Jorge Guinzburg, en 2008, se terminó el ciclo Mañanas Informales y la productora, Andrea Stivel, esposa del conductor, había acordado con Adrián Suar seguir en El Trece. Se barajaron proyectos para el verano de 2009, pero a veces los golpes no son tan fáciles de asimilar. Se había ido un grande de la televisión, con apenas 60 años. Entre el pope de la emisora de Constitución y Stivel hubo un sinfín de reuniones, pero no encontraban el modo de recuperar el espíritu de Guinzburg hasta que este año, apenas tres meses atrás, se reflotó la idea del querido programa La Biblia y el Calefón. La persona elegida para cubrir el rol de Jorge fue el multifacético Sebastián Wainraich. Hoy a las 22.30, El Trece cumple el sueño de volver a tener entre sus filas a La Biblia y el Calefón, uno de sus ciclos de entrevistas más memorables de la televisión vernácula en la que el entrevistado se siente a sus anchas y es capaz de contar los aspectos menos conocidos de sí mismo. Esa titánica tarea tiene por delante el joven periodista, actor, comediante, escritor y conductor Sebastián Wainraich.
Para el programa debut -grabado hace unos días- se lo notó entre nervioso, expectante y con una responsabilidad de cumplir con un legado de un referente ineludible de la televisión. Si bien el programa va grabado, en verdad se crea una sensación de falso vivo. Wainraich estrenó el ciclo con Adrián Suar, Natalia Oreiro, Ricardo Darín y Diego Torres. “Me sentaron a cuatro monstruos. En verdad, mi rol fue el de moderador y el ciclo pasó por varias etapas generando climas de diversión y tuvo sus momentos serios. Creo que se creó la atmósfera amena de las entrevistas”. “Sería muy antipático hablar bien de mí y de por qué me eligieron. Mi posición es ponerle mi impronta al programa. La idea no es hacer una copia. Yo tengo mi estilo y no creo que lo pueda cambiar. Con Andrea Stivel, la productora y quien fuera esposa de Guinzburg, le dimos forma, cuerpo y nos mandamos. Claro que no te voy a mentir de los nervios que pasé y de la angustia que tuve antes del debut”, dice Wainraich.
¿Quién de los dos, Suar o Stivel, te convocó? -Primero me llamó Suar para plantearme la idea, por lo que me tomó por sorpresa. Lo tomé como un grato momento y no dudé en aceptar. Después me reuní con Stivel para encaminar el proyecto. Yo lo único que intento copiar de Guinzburg es su capacidad de laburo. Para la generación de los 30 y 40 y pico de años, Jorge Guinzburg fue un gran referente en la televisión. -Yo todavía no salgo de mi incredulidad al estar al frente de uno de sus ciclos más emblemáticos. Estoy muy emocionado y tengo una bola de sentimientos. De Guinzburg veía su capacidad de talento para preguntar y repreguntar. Además, por si fuera poco, amaba su trabajo. Era obsesivo y tenía una gran base de trabajo. A mí, sobre todo, me une a él esa inquietud por el trabajo. Las ganas de comunicar y de crear todo el tiempo cosas nuevas.
El año pasado decidiste no seguir más en la conducción de TVR -en Canal 9-, después de cuatro años en dupla con Gabriel Schultz y hoy estás en la conducción de un programa emblemático y en un canal líder en audiencia. Uno podría decir que estás en tu mejor momento laboral. -Yo no pienso en eso, si estoy en mi mejor o en mi peor momento. Lo pienso de esta manera y es que cada momento tiene sus matices. Hoy vivo un momento de una grata sorpresa y sólo me queda aprovecharlo y disfrutarlo. Tu salida de TVR fue en buenos términos. ¿Por qué tomaste esa decisión? -Yo dejé el ciclo en excelentes términos con Diego Gwirtz (el productor de TVR, 6,7,8 y Duro de Domar). El tema era que quería hacer otra cosa.
Uno de los detonantes fue tu desacuerdo con la línea política de la producción. -No es tan así. Cada vez que tuve una diferencia siempre la dije al aire. Nunca me guardé nada. ¿Cómo ves a Pablo Rago, tu reemplazante? -Rago combina bien con Gaby porque tienen muchos puntos en común.