El periodista Javier Leandro Simone sigue desde hace 16 años la campaña de Boca Juniors por radio y hasta llegó a transmitir la final intercontinental contra el Milan en 2003.

Javier Leandro Simone llegó a ser comentarista de la campaña de Boca por ser apasionado de la cocina del fútbol más que de la pelota o del micrófono, según aclaró. Con el tiempo se fue enamorando del periodismo que ejerce desde hace 21 años, 16 junto al Xeneize en Somos Boca (10 años en Radio Cooperativa y 6 en AM 750).

“Cuando estás vinculado desde lo sentimental a un club, cubrirlo es lo máximo a lo que un periodista puede aspirar porque te da todo lo que uno sueña”, comenzó explicando a Porteño del Sur, Simone, este periodista de 42 años.

Y siguió: “Cada 14 días estás en un templo histórico desde todo punto de vista, desde la acústica, la plenitud de capacidad, los cánticos. Es imposible que eso a un apasionado del fútbol y de Boca no se conmueva. Vivir con eso dura toda la vida mientras uno trabaje es incomparable. Y a esos domingos hay que sumarle las noches de copa. Estar cerca de Boca es todo. ¿A quién no le gustaría? Cualquier periodista quiere vivir el momento en que la gente alienta, los jugadores saltan al campo y la cancha se mueve. Es la pasión que se vive en un estadio. Y encima te da la posibilidad de viajar y conocer el mundo entero. Por la Copa, por giras... estuvimos algunas veces en Japón. La repercusión mundial es tremenda. Todo lo que uno hace llega a puntos altos”.

A la hora de contar una anécdota, recordó: “Cuando llegamos a Japón en el 2003 a transmitir la final contra el Milan, se nos había olvidado un aparato conversor de energía a 110 volteos. Hubo que conseguirlo sobre la hora tras retirar las acreditaciones. Hacernos entender con la gente del hotel que nos quería orientar, no fue fácil, pero gracias a Dios, entendieron. Entonces trajeron dos equipos. Nos la dieron sin saber si la íbamos a devolver. La usamos durante toda la transmi y se la dejamos a la gente de la organización para que la devolviera al hotel ya que estábamos muy lejos y ya no volveríamos. La predisposición de los japoneses es maravillosa”.

¿Cuál es la parte que no le gusta? “Las agresiones físicas y verbales son lo feo. Uno cree que es normal, pero está mal pensar así. Nos pasó varias veces con diferentes equipos. Pero lo más feo es que cuando los organizadores de prensa ya te tratan mal. En River jamás nos han tratado mal. Ahí es excelente, pero en otros equipos, capaz más chicos, nos han tratado muy mal. Y en algunos lugares del interior también”, manifestó.

Realizar una transmisión partidaria no es sencillo. Simone lo detalló al señalar: “Desde lo económico el costo es alto porque una productora independiente, como la que tenemos con Sebastián Sellaro, que además de amigo, socio y relator, arrancó con su sueño en el 99. Y yo agarré viaje. Pasamos todos los momentos durísimos de la Argentina. Al estar ajenos a la parte política, tenemos que bancarnos absolutamente todo. Pagar la técnica, que se escuche bien, los viajes, el pago a nuestros compañeros, todo es un esfuerzo. Somos muchos y cada uno tiene su rol. Uno ligado a la gente; otro, a la historia; y hay especialistas para todo: estadística, análisis, relato, actualidad... Tratamos de darle aire a todo el jugador que vistió la camiseta de Boca, esté adonde esté”.

Anécdotas

“Recuerdo una entrevista relata Javier Simone- a Pancho Varallo, una gloria del fútbol a quien por suerte lo tuvimos vivo hasta hace pocos años. Fue el último de los mundialistas del 30 y el goleador histórico de Boca hasta que Palermo lo superó”.

También añadió que “Varallo era un hombre tremendamente amable y un pedazo de historia. Cada detalle que contaba emocionaba. Nombraba a Cherro y otras figuras de Boca, a Gardel, que era su amigo, y a todas las figuras del espectáculo. De primera voz te contaba mil anécdotas. Con nosotros siempre tenía una deferencia especial”.

“El barrio y Boca. Es uno solo”. La frase la aseguró el periodista Javier Simone, quien además agregó: “Si ves una postal de La Boca, el corazón es el club. Y cuando se repasa la historia, uno se da cuenta que así fue. Así llegaron, así lo fundaron, así se manejaron en ese puerto. Tiene muchas cosas intactas. Caminar o recorrer en auto las calles de La Boca, sobre todo, por ejemplo, un sábado antes de día del partido, es maravilloso. Porque el día del partido se lo lleva todo el fútbol. Pero el día que no hay partido es el barrio y parece que estás viendo los cuadros de Quinquela permanentemente. Es historia pura: Sucesos Argentinos de las décadas del 40 y del 50. Y si cerrás los ojos, hasta capaz que ves en blanco y negro. Hay postales por donde camines. Y la Bombonera es el corazón de ese barrio”.

El comentarista boquense siente que “estar al lado de Boca te llena. A muchos jugadores y colegas que han pasado por Boca, les cambió la vida. Es una huella de por vida. Por ejemplo, Bianchi quedó marcado sin haber nacido como hombre de Boca. Giunta quedó grabado y no era nacido en Boca. Los colombianos Córdoba, Serna y Bermúdez, Varallo era de Gimnasia... Cagna, el Flaco Schiavi, el Chino Benítez, Alfredo Di Stéfano. Y otros tantos. Eso es Boca”.

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