La primera imagen que se apareció, fue la de Tommy Hearns cuando noqueó en el 2º a Pipino Cuevas, hace 24 años, casi sin dejarlo pegar una mano, con esa sensación de invulnerabilidad arrolladora.
Jamás se hubiera pensado que un destino similar le ocurriría al chubutense Omar Narváez (51,900) en la lejana Tokio, en la 12º defensa de su título mundial supermosca OMB -28º en total consecutivamente desde que comenzó a reinar-, a manos de un joven de 21 años y apenas 7 peleas como el nipón Naoya Inoue (52,100), que lo noqueó también en el 2º, sin atenuantes y derribándolo 4 veces, en el match que sostuvieron en la mañana de ayer en el Metropolitan Gym de Tokio.
El japonés se plantó en el centro del ring ni bien empezó el combate y sus manos parecían espadas. Secas. Precisas. Eléctricas. Pegaba como si no tuviera guantes, y Narvaes que suele comenzar de menos a más- se sorprendió.
Tanto que pronto se vio en el piso por un cross diestro a la cabeza, imagen que nunca se había producido en toda su carrera de amateur, ni de profesional. Y luego otra, más por efecto de la primera y de la sorpresa que de una mano neta.
Los rounds parecían eternos por cómo Inoue los hacía rendir. No tanteaba. No perdonaba. Y El Huracán, que sin estar sentido, sino vulnerado por dentro y por fuera, intentó una reacción y llegó al final del 1º, pero no del 2º. Buscó la forma en medio del infierno, pero al querer achicar volvió a caer por una izquierda cortita y veloz del local.
El final fue con un hook zurdo a la zona hepática que Narvaes quiso disimular, pero no pudo y se arrodilló como en una plegaria. Ya había dicho una vez que en esa zona no había duros, que las pocas veces que sintió manos las sintió allí, y que un buen golpe al hígado no daba chances de recupero. Y menos si viene de un salvaje como Inoue, cuyas manos parecían bombas que estallaban en el cuerpo del chubutense.
¿De dónde salió? ¿Coincide su devastadora potencia con el ocaso del Gran Omar? ¿Hubiese sido lo mismo ante un Narváez más joven? Por algo se animaron los japoneses a llevar para allí a un campeón como él ante un novel, que ahora se quedó con toda la gloria que el patagónico cosechó en una carrera que cuando la empezaba Inoue recién nacía.
La única forma hubiese sido entrarle al cuerpo y pelearlo en la corta, ¿pero cómo evitar en el camino los bombazos sin morir en el intento? En este peso, siendo más alto y largo que El Enano, el nipón para colmo tiene toda la potencia que perdía en minimosca, dos categorías menos, donde también reinaba en el CMB. ¿Hasta dónde llegará?
¿Y ahora qué, Narvaes?La imagen de su hijo sobre el ring llorando de impotencia, resumió la sensación del boxeo argentino, que deja en Japón una parte de su brillante actualidad. ¿Pero qué será ahora de Narváez?
El Huracán ya había anunciado por primera vez, en su última pelea frente a Felipe Orucuta, que pelearía hasta los 40 años, que cumple en octubre de 2015, aunque jamás dijo qué haría si perdiera antes, porque no estaba en su cabeza. El tema es que ni en el peor de sus pensamientos ni en el de ningún otro, estaba este naipe, una derrota tan aplastante.
Lo que surja ahora será todo nuevo. Y las sensaciones, encontradas y cambiantes. ¿Vale la pena una revancha? ¿Ir por otra entidad? ¿Querrá despedirse con esta imagen? Esto agarró a todos desprevenidos, y la reconstrucción, si la hay, será fruto de un profundo análisis, que no se hace en caliente. La lógica indica que su replanteo tenga un horizonte más cercano, pero no un abismo ante el cual no poder dar un paso más.