Son especiales para hacer en casa cuando recibimos visitas para la hora del té o para llevar cuando somos invitados. Son suaves, simples, esponjosos y muy tentadores; los budines tienen muchas combinaciones y una ventaja es que se pueden incorporar frutas de estación, como pueden ser los arándanos, las peras o las mandarinas. No lleva mucho tiempo hacerlos, sus ingredientes son básicos y no muy costosos, sólo hay que tener en cuenta algunos consejos.

Los budines son ideales para la hora del té. Tienen la ventaja de que tienen una base de ingredientes sobre la cual se pueden hacer todas las combinaciones que nos podamos imaginar, incorporando frutas de estación como los arándanos, las peras o las mandarinas, que abundan en esta época del año.

Son especiales para hacer en casa cuando recibimos visitas para la hora del té o para llevar cuando somos nosotros los invitados. Son suaves, simples, esponjosos y muy tentadores.

Pero si bien tenemos la idea de que son muy sencillos de hacer -se mezclan los ingredientes secos por un lado, los líquidos por el otro, y luego se integran agregando los primeros de a poco sobre los últimos- no siempre nos quedan bien.

O salen apelmazados, o se agrietan demasiado en la superficie, o cuando los mordemos quedan con los cristales del azúcar sin disolver, o se nos queman por fuera y por dentro quedan húmedos. Son los errores comunes que suelen suceder.

Pero hay técnicas para que nos salgan perfectos poniendo en práctica algunos secretos que tienen que ver con el batido inicial de la manteca y el azúcar o la textura adecuada de la masa final antes de rellenar el molde.

Los budines se realizan en base a una masa batida cremosa que se inicia al batirse la manteca junto con el azúcar hasta blanquear, luego se agregan los huevos, los saborizantes elegidos, y finalmente se incorpora la harina tamizada con el polvo de hornear o el bicarbonato de sodio para obtener el aireado tan característico durante el horneado.

Se trata de una preparación de origen inglés que nació como una alternativa a las tortas, pero que tienen un mayor tiempo de conservación.

Mejor conservación

El budín no necesita guardarse en la heladera como la mayoría de las tortas, y dura varios días en buen estado. De hecho, al día siguiente de haberlos horneados tienen un mejor sabor y una textura mucho más suave que recién salidos del horno.

Según consta en el Diccionario de alimentación, gastronomía y enología española y latinoamericana de Ginés Vivancos: "se denomina budín a un bizcocho (o miga de pan) mojado en leche, con frutas confitadas y frutos secos y cocido a imitación más o menos cercana (y en ocasiones mejorada) del pudding inglés".

Hoy, hay budines de todo tipo, con o sin frutos secos, con o sin leche, con o sin frutas confitadas. Los pasteleros realizan creaciones deliciosas con los más variados sabores. Se les pueden agregar todo tipo de especias (budín de jengibre y mandarina, por ejemplo), se les pueden agregar frutas exóticas y menos convencionales (budín de mango en vez de los tradicionales budines de banana o de manzana que también son exquisitos), y se los puede hacer más livianos, reemplazando la manteca por aceite, utilizando menos huevos o reemplazando una parte sólo por claras, o utilizando harina y azúcar integral en vez de azúcar y harina refinadas.

Como datos fundamentales para tener en cuenta, cuando colocamos el budín en el molde hay que hacerlo con cuidado y dejando que la pasta caiga a lo largo de todo el molde. No hay que golpear el budín contra la mesada para emparejar el batido ni aplastarlo con una espátula porque pierde aire y el budín quedará compacto y pesado.

Y además, los huevos hay que agregarlos de a uno para que se integren muy bien a la preparación. De lo contrario, ésta puede salir despareja o menos aireada.

Se pueden cubrir con azúcar impalpable, con glasé real, con un baño de chocolate, o se pueden pintar con miel o mermelada de durazno y colocar sobre ellas cáscaras de naranja o de jengibre, frutas secas acarameladas, granas de colores, etc.

No nos lleva mucho tiempo hacerlos. Sus ingredientes son básicos y no muy costosos. ¿Inundamos nuestra casa con los aromas de un budín recién hecho? A que sí...

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