Cuando hay sequía se le ofrendan siete chacareras seguidas para
que envíe el agua que no tuvo para apagar su cuerpo
uenta la leyenda que en el interior de la provincia de Santiago del Estero había una niña llamada Telesita, huérfana de padres y, un poco atormentada, buscó refugio en el espeso monte, sólo se acercaba al pueblo cuando sentía el sonar de las guitarras o alguna algarabía de fiesta.
La leyenda cuenta que era una joven de poco raciocinio, inocente, que mendigaba, pero cuando la música sonaba, era allí cuando reaparecía de su errante vida por el bosque, sonriente, bellísima y dispuesta a divertirse bailando hasta el amanecer si fuera posible. Pero según cuentan las diversas anécdotas, una noche de gran alegría, entre chacareras y zambas, la Telesita cayó al encendido fuego, donde ardientes llamas consumieron su raído vestido y carnes flacas. Nadie pudo ayudarla, y la muerte la encontró allí mismo.
El investigador Félix Coluccio explica en su obra Cultos y Canonizaciones Populares de Argentina que, después de su muerte “la Telesita estaba más cerca de los campesinos que antes y se le han atribuido milagros sorprendentes”.
Por eso, desde entonces, en épocas críticas para los hombres rurales, cuando no tienen pasto para su hacienda ni agua para sobrevivir, invocan su nombre, dando en ofrenda un gran baile y banquete, donde los devotos ofrecen siete chacareras seguidas y siete copas de caña para alegrar el espíritu. De esta manera, en un ambiente de jolgorio, como el que la Telesita acostumbraba a disfrutar, le ruegan el agua que no tuvo ella para apagar su cuerpo calcinado. “Que venga la Telesita en Alma”, expresa el Rezo-baile. Afirman que junto a ella seguramente viene la lluvia que tanto imploran los montes santiagueños.
Aparece lo perdido
La Telesita también es milagrosa porque, entre otros poderes, tiene el de hacer aparecer lo perdido. Si a alguien se le extravía algo le ofrece una Telesiada, que es el baile con caña y música que se ejecuta especialmente en instrumentos tradicionales como la caja, el bombo, el violín y la guitarra. La regla en estos encuentros es muy simple: no se puede cambiar de pareja y se baila hasta caer al piso, ya sea por la cantidad de alcohol ingerido o por el cansancio.
Las canciones que tradicionalmente se tocan son chacareras, zambas, gatos, y también se escuchan “coplas al angelito”. Asimismo, se concluye el acto con el incendio de una figura alusiva a la Telesita.
El pensador santiagueño Canal Feijóo recogió, en su ensayo de 1937 llamado La Expresión Popular Artística en Santiago del Estero, la copla popular donde el que se encuentra con el alma en pena de la Telesita aprende lo que debe decir para congraciarse:
-Qué andás haciendo, Telesita.
-Aquí ando, pues.
-A ver, bailámelo, Telesita.
-Bueno, te lo bailaré.