De todos modos, más allá de eso, el equipo de Martino
no tuvo la actitud necesaria como para imponer su mayor capacidad individual y colectiva en un partido muy disputado desde el arranque, con tendencia repetida al roce, sobre todo por la presión que propuso Chile. La intención de los trasandinos era cortar el circuito de juego de Argentina, frenar a Messi lejos del área, y aunque lograron en parte su cometido, lo cierto es que en esa misión se olvidaron de la tenencia de la pelota y mucho menos de atacar.
Antes de esa presión asfixiante, el equipo de Martino tuvo una clara a los 17 segundos, con un remate de
Éver Banega que se fue cerca del palo derecho. Y la segunda, la más favorable, a los 20 minutos, cuando tras un error en una salida de
Gary Medel, la pelota fue robada por Gonzalo Higuaín, quien se fue solo hacia el arco, dudó ante la salida de
Claudio Bravo, y remato débil, cruzado y apenas desviado.
Maniatada en la mitad de la cancha, Argentina dependía mucho del desequilibrio individual de Messi, y fue a los 23, que tras un tiro libre de La Pulga, Nicolás Otamendi cabeceó solo y la pelota se fue cerca.
LA DEFINICIÓN POR PENALES:
Chile, desentendida del arco de Sergio Romero (no le pateó en el primer tiempo), se dedicó a tratar de contener a Messi, pero sin reparar en recursos, y en esa tarea se quedó con uno menos antes de la media hora, por dos faltas seguidas de Marcelo Díaz contra el Diez.
Parecía que todo quedaba servido para Argentina, sobre todo cuando a los 32 minutos Marcos Rojo dejó en carrera a Angel Di María, quien remató de sobrepique obligando al arquero chileno. Sin embargo, el equipo albiceleste entró en el juego de Chile, el de la fricción, y a los 42 minutos, sufrió la ley de la compensación arbitral: error se pagó con error, aunque el ex Estudiantes pecó de inocente.
Martino quedó obligado a un movimiento posicional que descompensó al equipo, ya que Javier Mascherano pasó a jugar de central y Ramiro Funes Mori de lateral.
Aguero final copa america.JPG
Lo de Argentina en el complemento fue decididamente extraño, porque si bien había quedado con diez jugadores su rival contaba con la misma cantidad, y pese a ello decidió retrasarse, darle la pelota a Chile y refugiarse unos metros más atrás para luego salir de contra. Situación que se acentuó aún más con el ingreso de Matías Kranevitter por Angel Di María, un cambio inexplicable, sobre todo teniendo en cuenta que hacía falta atacar y se quedó con un delantero menos.
De todos modos, Chile jamás se animó, salvo un remate cruzado de Eduardo Vargas que salvó Sergio Romero. Mientras que Argentina, muy partida y sin aire, sólo dio sensación de gol en un remate alto del ingresado Sergio Agüero.
El suplementario fue a matar o morir de arranque, pero con sólo una clara por lado, ambas salvadas por los arqueros, por dos cabezazos, de Vargas y Agüero. El 0 a 0 no se modificó y los penales le dejaron otra mueca amarga a la Selección.
Las formaciones y las estadísticas de la final: