Maniatada en la mitad de la cancha, Argentina dependía mucho del desequilibrio individual de Messi, y fue a los 23, que tras un tiro libre de La Pulga, Nicolás Otamendi cabeceó solo y la pelota se fue cerca.
LA DEFINICIÓN POR PENALES:
Chile, desentendida del arco de Sergio Romero (no le pateó en el primer tiempo), se dedicó a tratar de contener a Messi, pero sin reparar en recursos, y en esa tarea se quedó con uno menos antes de la media hora, por dos faltas seguidas de Marcelo Díaz contra el Diez.
Parecía que todo quedaba servido para Argentina, sobre todo cuando a los 32 minutos Marcos Rojo dejó en carrera a Angel Di María, quien remató de sobrepique obligando al arquero chileno. Sin embargo, el equipo albiceleste entró en el juego de Chile, el de la fricción, y a los 42 minutos, sufrió la ley de la compensación arbitral: error se pagó con error, aunque el ex Estudiantes pecó de inocente.
Martino quedó obligado a un movimiento posicional que descompensó al equipo, ya que Javier Mascherano pasó a jugar de central y Ramiro Funes Mori de lateral.De todos modos, Chile jamás se animó, salvo un remate cruzado de Eduardo Vargas que salvó Sergio Romero. Mientras que Argentina, muy partida y sin aire, sólo dio sensación de gol en un remate alto del ingresado Sergio Agüero.
El suplementario fue a matar o morir de arranque, pero con sólo una clara por lado, ambas salvadas por los arqueros, por dos cabezazos, de Vargas y Agüero. El 0 a 0 no se modificó y los penales le dejaron otra mueca amarga a la Selección.