"Cada vez que River salió campeón en los últimos años, la gente me agradeció por redes". Daniel "Indio" Vega, arquero del Millonario desde 2007 a 2013, que salió campeón del Clausura 2008, sufrió el descenso (como tercer arquero) y luego logró la vuelta a Primera (como titular), reveló que los hinchas le reconocen y valoran el haber atajado y cómo lo hizo en el Nacional B y sido parte del equipo que consiguió el ascenso, hecho antecesor a los títulos del club con Ramón Díaz y la época más gloriosa con Marcelo Gallardo. El neuquino, hoy asistente técnico de Matías Almeyda en el AEK Atenas de Grecia, habló de todo en una entrevista con DIARIO POPULAR.
-En enero de este año te retiraste en San José de la MLS con Almeyda como entrenador y en mayo te sumaste a su cuerpo técnico. ¿Cómo estás con este presente en una nueva función después de tu carrera como futbolista?
-Fue un muy lindo cierre y nuevo inicio al ser ligado con Matías, con quien además tengo una amistad. Se me hizo bastante fácil dejar el fútbol con este nuevo trabajo porque si bien es algo distinto y muy lindo ser jugador, no lo estoy extrañando. Me apasiona mucho también este rol. Siempre me imaginé seguir ligado al fútbol después de mi retiro. Estoy aprendiendo un montón de cosas al lado de él. Más allá de la amistad, que lo quiero mucho, es un gran entrenador.
-¿Cómo se dio la amistad con el Pelado en River?
-Se fue dando naturalmente. Cuando llegó en 2009 yo ya le tenía admiración porque era muy chico y él tenía una inmensa trayectoria. Además, volvió a River después de varios años sin jugar, con esa edad (36 años) y terminó siendo uno de los mejores jugadores del plantel. Hablábamos mucho en las concentraciones y compartimos gustos como por el folclore, música con la que ambos nos criamos, y el cigarrillo. Conocí la pesca por él, que es algo que le gusta y me invitó varias veces a hacerlo. Compartimos momentos muy lindos. Se creó un lazo muy lindo en River, donde éramos muy pegados, y el cigarrillo por ahí nos unió: eso te acerca a hablar de cosas de la vida, a conocerse más. Se empezó a dar una relación de amistad muy linda que con el tiempo perduró ya que nunca perdimos contacto.
-¿Qué pensás de que a veces se ve mal que un jugador fume?
-Es algo que en Argentina se ve muy mal, pero en otras partes del mundo no hay ningún problema. En Miami F.C. mi entrenador sabía que fumaba. No tiene importancia a la hora de rendir. Hay cosas mucho peores que el cigarrillo. Si vos rendís dentro de la cancha, creo que no debería ser motivo de un problema. A veces se cuestiona mucho a los jugadores que fuman, pero mientras rindan en la cancha... Aunque obvio que yo nunca lo hice delante de la gente porque como persona pública era observado por los chicos y mismo yo trato de no fumar delante de mis hijos. Uno siempre recomienda de todas formas no fumar.
-¿Y cómo es trabajar con Almeyda?
-Matías tiene una forma muy particular de trabajar: le da mucha libertad a su grupo de trabajo. Obvio que se analiza a los rivales, uno da su opinión de lo que ve y después el que ejecuta, decide, siempre es él. Le doy mi punto de vida, el día a día en el trabajo de campo me gusta mucho. Es un entrenador muy completo. Trata de estar en todo, en todo, en todo. No se le pasa ningún detalle. Se trabaja bien porque esto demanda mucho. Es mi referente y por eso estoy con él. Me gusta mucho su idea de un equipo protagonista, ofensivo, dinámico. Es el fútbol que a mí me gusta. Ser protagonista y presionar en todas las canchas. No especular nunca. Obvio que estudia a los rivales y toma precauciones, pero siempre protagonista. Cambia la mentalidad de los jugadores, la transforma en una ganadora y no sentirse inferior a nadie. Muchas veces los jugadores suelen pensar lo más fácil: sacarse el compromiso de encima. Y él cambia eso.
-¿Cómo lo ves con respecto a su inicio como técnico en River?
-Cuando Matías agarró River, no tenía experiencia y en ese momento me sorprendió la capacidad para desenvolverse con el grupo y para dirigir, para preparar y leer partidos. Y ahora veo un entrenador aún mucho mejor y más maduro, con una facilidad para resolver distintos tipo de situaciones, tanto futbolistas como no. Un progreso muy grande, una experiencia muy grande.
Le ha tocado ganar en casi todos los clubes que ha estado. Es muy bueno. Como prepara los partidos y dirige tácticamente es lo que toda la gente ve, pero después hay manejos en el día a día donde te sorprende la tranquilidad que tiene y cómo logra formar grupos, como capta la atención de los jugadores. Mediante el diálogo logra resolver mucho y tiene un carisma que muy pocos tienen. Le llega al jugador de una manera impresionante. No habla el mismo idioma y con un traductor de por medio logra convencer a muchos jugadores.
-¿Y qué impresión estás teniendo de Grecia?
-Es un país muy lindo, con mucha historia. No para de sorprenderme todos los días. Es un país que elegiría para vivir. Me siento como en Argentina pero con otro idioma porque tienen las mismas costumbres y mañas. Quieren mucho a los argentinos. Maradona es muy querido, lo aman. De hecho, hace pocos días en la escuela a mi hijo le hicieron sacar un papelito con el nombre de una figura pública de la cual escribiría. ¡Y sacó a Maradona! Es una cultura que me encanta. Estoy disfrutando mucho. Además, las cosas en el club van muy bien. Estamos segundos y jugando un muy buen fútbol. Me encanta, me enamoré del país y más del club, que parece uno argentino, con la misma pasión, hinchas muy locos. Es muy difícil no encariñarse con este club.
-¿Ven con Matías a River desde allá?
-Se ve un poquito y también lo que pasa en Argentina. Matías también mira fútbol mexicano tras su paso. Los dos obviamente también europeo.
-¿Y te sorprendió el anuncio de Gallardo de no continuar en el club?
-No. Iba a llegar este momento. Ya pasaron muchos años y siempre se decía que se iba a ir. Tengo muchos amigos que están sorprendidos, pero bueno, no sé por qué se va. Es muy admirable que haya durado tanto tiempo en una institución como River.
-Fuiste compañero de Gallardo...
-Sí, fue un jugador increíble, desequilibrante, con una calidad tremenda. Un compañero con mucha personalidad, la misma con la que dirige. Teníamos una buena relación, aunque no logre tener la amistad que tengo con Matías.
-¿Y te imaginabas que iba a ser entrenador y todo lo que iba a lograr?
-No, para nada. Me sorprendió porque tenía poca experiencia. Nunca me imaginé todo esto que iba a lograr. Yo creo que ni él. Aunque no me hubiera extrañado que sea entrenador. Hizo algo increíble en River que va a quedar grabado para siempre.
-¿Qué fue atajar en River para vos?
-Fui un privilegiado de ser jugador profesional. Y jugar en River fue un sueño, ya que siempre fui hincha del club y nunca imaginé poder jugar ahí. Fue algo muy lindo y con mi familia, toda de River, lo disfrutamos mucho. Haber jugado en River es algo que no me lo saca nadie y estoy muy orgulloso de haberlo hecho. Aunque soy más hincha de Nueva Chicago que de River ya que me marcó mucho el jugar allí al llegar a Buenos Aires. Quedó mi corazón dividido en dos.
-¿Sentiste la frase de que "el arco de River es el más grande del mundo"?
-River y Boca son los dos clubes más grande de Argentina. Prendes la tele a las 5, 6, 7, 8 de la mañana y hasta que te vas a dormir hablan de ellos. Todos los arcos miden lo mismo, pero todo lo que hagas se magnifica de una manera increíble tanto en los aciertos como en los errores. Lo que hagas bien, se exagera y lo malo se re contra magnifica. A veces las críticas son desmedidas. Por ejemplo, yo andaba bien en 1ra División con Chicago y se hablaba de mí, pero más que nada el periodismo. Y cuando llegué a River, sin jugar ningún partido, me empezó a conocer toda la Argentina. Y hoy camino y la gente me reconoce. Solo te lo da River y Boca.
-¿Y qué te dicen los hinchas de River? ¿Cómo es tu relación con ellos?
-Bien, bien. El verdadero hincha de River reconoce y valora mucho el esfuerzo que hizo ese grupo que logró el ascenso aunque institucionalmente no se quiere recordar mucho el descenso, pero creo que fue un momento bisagra en el que el club tocó y tenía que tocar fondo para volver a reconstruirse porque venía muy mal. No fue fácil jugar en River en ese momento, fue muy difícil. Solo nosotros lo sabemos. Lo bueno es que valoran el momento en el uno estuvo porque la gente sabe que si River no hubiera vuelto en ese primer año, no sé si hubiera podido lograr todo lo de después. Luego de volver a Primera, las cosas se hicieron bien y hoy River está en una posición de un equipo verdaderamente grande.
-¿Cómo que institucionalmente no se quiere recordar?
-Esa fecha (la del ascenso) por ahí se quiere olvidar. Uno siente a veces que no se le dio mucha importancia al momento. Pero llegó y había que afrontarlo, es parte de tu historia, no podés renegar de ella. Uno no debe olvidar de lo que uno pasó, para no volver a repetir lo mismo. Si bien yo a veces escucho las chicanas de Boca hacía River, uno no sabe cuando te puede tocar eso. Era una cosa impensada que River tuviera que jugar en el Nacional B y le tocó.
Yo siempre le digo a los hinchas de Boca: tengan cuidado que nadie imaginó que River iba a descender y le pasó y a cualquiera le puede pasar, que una mala gestión te haga volver a jugar en la B o por primera vez. Y River volvió y mirá cómo volvió: ganando 2 Libertadores y muchas copas. Los años más gloriosos los vivió después de esa etapa. Los que gestionan el club no valoran a ese grupo, pero no pasa nada. Lo importante es tener la valoración de la gente.
-¿Qué sentiste cuando se concretó el descenso y luego el ascenso?
-Sentí un shock increíble cuando se dio el descenso. Encima en ese momento entró en actividad un volcán, no había vuelos y yo que tenía que volver para Neuquén me tuve que quedar unos días en Buenos Aires. No salí a la calle porque no sabía como la gente iba a reaccionar. Si bien en ese momento era el tercer arquero estaba en River y era parte del plantel.
Y en Neuquén salí poco. Así hasta que volvimos a entrenar y la gente mostró apoyo al equipo para que podamos cumplir el objetivo. Hubo grandes movilizaciones de la gente cada vez que íbamos a una provincia con recibimientos increíbles, que ahí empezaron a hacerse en River. En Primera no los teníamos pero en el Nacional B la gente mostró un apoyo incondicional. Ahí empezó a resurgir mi vida social.
Después, en el ascenso fue un desahogo muy grande, enorme por todo lo que habíamos vivido. Tanto nosotros como las familias tuvieron que soportar muchas cosas. Pero satisfechos de devolver a River a Primera. Nos sacamos una mochila de miles de kilos en ese momento.
-¿Cuando caíste que se estaban yendo a la B?
-Cuando nos tocó ir a la promoción no lo imaginé. Pero cuando nos tocó perder el primer partido con Belgrano y de la manera y con los incidentes, ahí sí, empecé a tener un poco de temor de que pueda pasar. Igual teníamos mucha confianza para el partido de casa. Tenía la fe de que íbamos a dar vuelta la serie.
-¿Cómo viviste a nivel personal y deportivo ese año en el Nacional B?
-Se hizo eterno, ese año no terminaba más. Todo lo que hacíamos no era valorado. Ganábamos 1 a 0 y teníamos que haber ganado por 5 a 0. Y ganábamos 5 a 0 y era obvio que teníamos que ganar 5 a 0, si no jugábamos con nadie decían. Cuando empatabas y perdías, una catástrofe. El periodismo no valoraba nada. Era una obligación ganar, pero ninguna victoria le venía bien a nadie. Fue un año durísimo. Y a nivel personal, yo personalmente trataba de no me exponerme en ningún lado. Si ganábamos, por ahí podías salir a comer afuera, pero si empatabas, tenías que estar primero y nos tocó quizás el mejor torneo del Nacional B, donde peleaban cinco, seis clubes y todos ganaban, ninguno perdía.
-¿Y para tu familia cómo fue ese año?
-Más difícil porque uno está en la vorágine del día a día, pero la familia no y es que la que más se preocupa, se hacía mala sangre por las cosas y uno trataba de contenerlos. Yo no le daba importancia a la crítica y solamente ponía el foco en llegar bien al finde. Le daba tranquilidad a mi viejo. Los medios influyen mucho. Una vez discutí con mi papá: ¿me crees a mí que estoy adentro o a un periodista? Es tanta la influencia que tiene el periodismo... Algunos repiten lo que dicen y algunos dan mensajes malintencionados.
-¿Dónde estuvo la clave para lograr el ascenso?
-En el grupo que tenía claro el objetivo y no había figuras. Era el grupo y sabíamos que si no lo sacábamos adelante, no se salvaba nadie. Sabíamos que por ahí algunos iban a ser más reconocidos que otros, pero la meta era el ascenso y si no estábamos unidos hubiera sido imposible. Nos mantuvimos muy unidos y fuertes pese a un montón de cosas que trataban de desestabilizarnos.
-¿Qué cosas?
-Se inventaron muchas cosas del plantel. River tenía mucha política también y a muchos no les convenía que vuelva rápido. Sabemos como se maneja el fútbol argentino, siempre hay intereses.
-¿Fue importante la llegada de Cavenaghi y el Chori Domínguez y después de Ponzio y Trezeguet?
-Sí, le dieron el salto de calidad que necesitaba el equipo. Con David después pude hacer una linda amistad. Nos seguimos hablando muy seguido y creo que su llegada fue fundamental para el último tramo: un jugador con esa calidad, personalidad que hizo goles fundamentales. Sabíamos que una pelota que le llegue a David en el área, era prácticamente gol.
-¿Qué opinión tenes de Daniel Passarella como dirigente?
-Yo llego a River con él como entrenador. Después, como presidente siempre estuvo muy presente en un momento difícil en el que también se lo atacaba a él cuando nos fuimos a la B. Siempre nos mostró apoyo, nos habló al plantel. No hay nada malo que pueda decir de Daniel.
-Por último, enfrentaste a ¡Zlatan! y ¡Rooney! en la MLS...
-Sí, Zlatan justo estaba en Galaxy, el clásico de Miami y tuve la suerte de enfrentarlo tres veces y ganarle las tres. Y a Rooney lo enfrentamos una vez y empatamos. A Zlatan lo ves grande en la tele, pero personalmente es el triple más grande, inmenso. Nunca vi una persona con la habilidad para manejar semejante cuerpo. Nos reíamos con los chicos argentinos cuando lo vimos. Es gigante, una bestia.
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